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La televisión china ofrece señales de que el final de Deng está ya próximo

La televisión estatal china emite cada noche esta semana en el momento de mayor audiencia una serie sobre la vida de Deng Xiaoping, el dirigente supremo del país durante casi veinte años. En parte histórico y en parte culto al héroe, el documental presenta el tipo de idolatría que Deng jamás habría permitido cuando ejercía el poder, y está más próximo a lo que Mao Zedong, un hombre con más carisma y egocentrismo, podría haber alentado.

Deng, de 92 años, enfermo y con una salud precaria, vive con su familia en una casa en el centro de Pekín. El hecho de que se esté emitiendo el serial, que resume su vida y sus logros de un modo concluyente, es otra señal de que sus días están llegando al final. El programa ha sido comprado por el magnate australiano Rupert Murdoch para su difusión en el extranjero.Las autoridades mantienen en secreto todos los detalles sobre las condiciones de salud de Deng, por lo cual es difícil confirmar o desmentir los periódicos rumores según los cuales está muy cerca de la muerte. La última vez que apareció en público fue hace tres años y se le vio tambaleante y apenas capaz de hablar. Un diario de Hong Kong informó la semana pasada de que Deng había sido ingresado en un hospital militar de Pekín con serios problemas de salud. Al igual que otras veces, fue difícil confirmar en esta ocasión si había algo de verdad o bien se trataba de un rumor para influir en la Bolsa de Hong Kong.,

Shen Guofang, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, declaró el pasado martes en Pekín que la noticia era falsa y que las condiciones de Deng no habían cambiado. "Para lo que es un anciano, está relativamente bien", dijo Shen, repitiendo las mismas palabras que otros portavoces han empleado para describir su salud durante los dos últimos años.

Deng dimitió formalmente de sus últimos cargos en noviembre de 1988, pero nunca ha estado claro cuándo abandonó completamente el poder, pues continuó ejerciendo gran autoridad en los años sucesivos. Su lenta y gradual retirada ha beneficiado al actual presidente de la república y secretario general del Partido Comunista, Jian Zemin, a quien Deng eligió como su sucesor semanas después de los sangrientos sucesos de Tiananmen, en junio de 1989. Durante este tiempo, Jiang ha comenzado a actuar con más autoridad y parece haber frenado a los rivales. La batalla por el poder que desatará la muerte de Deng parece ahora menos probable, porque ya se ha producido tranquilamente la transición de poder hacia una nueva generación de líderes.

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