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Crítica:CANCIÓN
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Amarga belleza

Tras un año de silencio, Javier Álvarez volvió ayer a los escenarios. Su público tenía ya síndrome de abstinencia. El cantante y compositor madrileño, forjado en los túneles del metro y en el parque del Retiro, tiene seguidores apasionados. Las localidades se agotaron de inmediato, hasta el punto de que hoy repite y ya no quedan entradas. Su reciente disco, segundo de su carrera, está encaramado en todas las listas de superventas. El concierto de anoche es el inicio de una gira por teatros de toda España. En algunas ciudades tendrá que hacer doblete por la misma razón que en Madrid: todo vendido con 15 días de antelación.Tímido como un querubín, reacio al divismo, ensimismado, melancólico y un tanto esotérico en sus textos, Álvarez, acaso sin pretenderlo, arrebata a sus seguidores, gran parte de los cuales no han cumplido 20 años. Ellas, sobre todo, le aman, le arrullan, brincan, se estremecen, corean todo y organizan un bullicio enternecedor. Durante todo el recital, las chicas no cesaron de lanzarle piropos. En algunos momentos, el Palacio de Congresos parecía un coro de sílfides extasiadas, gritadoras, felices. Cualquier gesto del artista, cualquier leve movimiento de la pelvis, cualquier inocente guiño sensual era respondido al instante por clamorosos suspiros no exentos de beatifica lujuria.

Javier Álvarez

Javier Álvarez (voz y guitarra), Tino di Giraldo (batería), Gonzalo Lasheras (guitarras), Mark Smith (bajo), Suso Saiz (guitarras y programaciones), Nieves Arilla y Ana Serrano (coros). Palacio de Congresos. Madrid, 9 de enero.

Talante metafísico

Sin embargo, Javier Álvarez tiene muy poco que ver con los ídolos de quinceañeras. Al contrario, todo su talante rezuma metafísica. Pero tiene ángel y hay en él un soterrado encanto libidinoso. Susurra languidamente penas, desencantos, soledad, oscuros soliloquios, obsesiones eternas. Una de las nuevas canciones, Sombra mía, está inundada de desoladora belleza: "No sé si romper este espejo, / limpiarte o tirarte, / venderte en el Rastro, / acaso retarte, / fundirme contigo / y violarte en mi sien". En ese mismo contexto están temas como Fantasma, Si cierro los ojos, Sunset Boulevard, Mamá o No te acuerdas, quizá la más hermosa de todas ellas.Lleva tras sí una banda de lujo: Suso Saiz, Gonzalo Lasheras, Tino di Geraldo, Mark Smith y las dos magníficas coristas, Ana Serrano y Nieves Arilla.

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