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Bruselas no dejará operar a Boeing si distorsiona el mercado europeo

El comisario de la competencia, el belga flamenco Karel van Miert, intentó ayer poner una pica en Washington al afirmar que la fusión entre los gigantes de la aviación norteamericana Boeing y McDonnell Douglas debe recibir el visto bueno de la Comisión Europea para que pueda ser operativa en territorio comunitario. Van Miert aseguró que la elevada presencia de ambas empresas en el mercado europeo le faculta para intervenir en la fusión y que el caso será estudiado con todo detalle.

El anuncio de Van Miert bascula entre la aplicación fría y rigurosa de las normativas comunitarias, el delirio de grandeza y la primera batalla política de la Unión para defender al consorcio europeo Airbus de un rival que se teme colosal. Fusionadas hoy, Boeing y McDonnell acapararían el 75% del mercado mundial de aviones de más de 100 plazas, del que Airbus controla el 20% y el resto se reparte entre los demás constructores. Según los expertos, la Comisión tiene jurisdicción en el caso si considera que la operación afecta al mercado europeo, pero esos mismos expertos admiten que el problema es cómo conseguir el poder administrativo de ejecución de sus decisiones.El comisario no quiso ser muy explícito sobre los medios que tiene Europa para controlar una fusión entre dos empresas norteamericanas. Se limitó a recordar que eso ya se produjo cuando obligó a modificar las condiciones del acuerdo entre las papeleras Kimberley-Clarck y Scott, porque afectaba al mercado del Reino Unido y la Comisión consideró que era un cartel.

Primer socio comercial

"Está bastante claro que la operación debe ser comunicada a nuestros servicios. Va a ser un asunto complicado y problemático. Podría haber posición dominante en algunos sectores y mercados", enfatizó el comisa7rio, quien admitió que su intervención puede derivar en un problema importante con el primer socio comercial de la Unión Europea."Si se verifica alguna de las preocupaciones que tenemos, habrá que ponerse de acuerdo sobre los remedios. Si no hay acuerdo sobre los remedios, habrá que seguir el procedimiento", auguró. Es decir, Bruselas estudiará la operación, pedirá a Washington las modificaciones que considere necesarias y, si no hay respuesta positiva, prohibirá a la nueva Boeing operar en Europa.

El problema es que Boeing no tiene producción en Europa, donde sólo vende. "Si las ventas son directas es muy difícil paralizarlas. Si son a través de filiales europeas puede ser más fácil", señalaron fuentes jurídicas. La Unión Europea y Estados Unidos han firmado recientemente, un acuerdo de cooperación mutua, pero en ese acuerdo no se contempla la cooperación en los casos de litigios entre ambos. Sólo se coopera cuando una de las partes persigue a terceros.

Detrás de toda esta polémica laten las crecientes acusaciones europeas hacia la industria aeronáutica civil de Estados Unidos, que se beneficia de generosos contratos de su Departamento de Defensa en los que los precios no siempre se ajustan al coste real. Washington ha respondido acusando a los europeos de cebar el capital del consorcio Airbus a través de los presupuestos públicos.

[Por otra parte, la compañía aérea portuguesa Tap Air firmó ayer un pedido de 18 aviones bireactores Airbus A-319, según fuentes del consorcio europeo. Este modelo tiene capacidad para transportar 132 pasajeros en dos clases. La entrega se efectuará entre 1997 y el 2000 y convertirá a Tap Air en una compañía con una flota formada exclusivamente con aviones Airbus. El pedido inicial era de 22 aparatos. y la operación se elevaba a 70.000 millones de escudos, unos 60.000 millones de pesetas].

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