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ELECCIONES EE UU 1996

Clinton anuncia la retirada de Christopher y se concentra en la remodelación del Gobierno

Bill Clinton trabajó ayer intensamente en la primera tarea de su segundo mandato como presidente de Estados Unidos: la profunda remodelación de su Gobierno y del equipo de la Casa Blanca. Flanqueado por el propio presidente, Warren Christopher, el prudente secretario de Estado norteamericano de los últimos cuatro años, anunció oficialmente su renuncia alcargo en una conferencia de prensa celebrada en la Casa Blanca. Clinton añadió que la aceptaba "Con profunda pena", pero no comunicó el nombre del sustituto de Christopher al frente de la diplomacia norteamericana.

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En una breve ceremonia en la Casa Blanca, Clinton comunicó con "gran pesar" la retirada de Christopher, a quien ensalzó por su "tenacidad" en los éxitos diplomáticos en Oriente Próximo, Bosnia y Haití y calificó como "uno de los diplomáticos más viajeros de la historia". Afirmó también que pedirá consejo a Christopher para designar al sucesor, cuyo nombre anunciará en las próximas semanas.Pero la lista de candidatos a suceder a Christopher era un secreto de polichinela en Washington. Madeleine Albright, la embajadora norteamericana en la ONU, y George Mitchell, que lideró a los demócratas cuando eran mayoría en el Senado y es enviado especial del presidente al Ulster, estaban entre los mejor colocados.

Albright lleva meses haciendo campaña para el puesto y cuenta con numerosos apoyos en el seno de la Casa Blanca, incluido el de Hillary Clinton, que desea que una mujer asuma por primera vez en la historia la Secretaría de Estado, el puesto ministerial norteamericano de más influencia y prestigio. Mitchell, que si no conquista la Secretaría de Estado podría ocupar un importante papel en la Casa Blanca o en el Tribunal Supremo, sedujo a Clinton durante la campaña. Fue él quien asumió el papel de Bob Dole en los entrenamientos del presidente para sus debates televisados. La principal carta de la berroqueña Albright es su mayor experiencia en asuntos internacionales; la de Mitchell, su veteranía parlamentaría, muy necesaria para una Casa Blanca que tiene que volver a cohabitar con un Senado y una Cámara de Representantes de mayoría republicana.

Cascada de cambios

La confirmación oficial de la dimisión de Christopher que seguirá ejerciendo el cargo hasta el próximo 20 de enero, día de la toma oficial de posesión de Clinton de su segundo mandato, y luego volverá a trabajar como abogado en Los Ángeles, es tan sólo el primer paso de una profunda remodelación. William Perry, el secretario de Defensa, ha insistido en las últimas semanas en su deseo de abandonar el cargo por razones semejantes a las de Christopher: el cansancio y la voluntad de recuperar su vida personal y profesional. John Deutch, el actual director de la CIA, es, según fuentes oficiosas de la Casa Blanca, un sólido candidato para reemplazar a Perry en la Secretaría de Defensa, como lo es también el ex senador demócrata Sam Nunn.

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-Los argumentos de Christopher y Perry son más o menos los mismos invocados por otro importante miembro del Gobierno, el secretario de Comercio, Mickey Kantor. Otros titulares de carteras a los que ya prácticamente se considera cesantes son la secretaria de Energía, Hazel O'Leary, y los secretarios de Transportes, Federico Peña, y de Vivienda, Henry Cisneros, estos dos últimos los miembros hispanos del Gabinete. La cuota latina podría ser representada en el futuro por Bill Richardson, congresista por Nuevo México, nieto de vascos españoles por parte materna y perfectamente bilingüe en inglés y castellano.

En la catarata de declaraciones oficiales -la de Christopher- u oficiosas -las de los demás- sobre el deseo de abandonar el Gobierno, la nota discordante la dio la fiscal general, Janet Reno, que reiteró su deseo de continuar en el cargo pese a sufrir, a los 58 años de edad, la enfermedad de Parkinson. Reno afirmó que nadie le ha expresado personalmente ese malestar de la Casa Blanca con su actuación del que se habla en Washington.

El frente de la justicia es el más delicado de los que tiene abiertos la presidencia de Clinton. A los viejos escándalos que arrastra -Whitewater, las fichas del FBI...- se ha añadido en las últimas semanas el de la financiación por empresarios indonesios de la campaña electoral demócrata. Reno declaró ayer que su departamento está estudiando la demanda de congresistas republicanos para que se cree un comité independiente de investigación sobre las cuentas de la campaña presidencial de Clinton.

Muy vinculado al combate contra el previsible hostigamiento del Congreso republicano a la segunda presidencia de Clinton en el frente de los escándalos está el nombramiento del sustituto de Leon Panetta como jefe de Gabinete de la Casa Blanca. Panetta, el hombre que puso orden en la Casa Blanca en el segundo bienio del primer mandato de Clinton, quiere volver a California para competir por el puesto de gobernador del Estado norteamericano más poblado. Erskine Bowles, un hombre de negocios de Carolina del Norte y viejo amigo personal de Clinton, podría sustituir a Panetta en este puesto decisivo para el funcionamiento del Ejecutivo norteamericano. Su titular tendrá que elaborar la estrategia para contrarrestar la campaña del Congreso republicano de puesta en cuesión de la moralidad de Clinton, su esposa y sus allegados.

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