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El futuro de la UE domina el congreso de los conservadores británicos

Europa dominó ayer de nuevo el -escenario del: congreso anual del Partido Conservador británico, en Bournemouth (Inglaterra). El martes, el tema se había tratado tan sólo en las charlas marginales que se desarrollan a lo largo de todo el congreso. Ayer, la Unión Europea (UE) y el papel del Reino Unido dentro de ella merecieron un tratamiento más amplio en la tribuna central del congreso a cargo del jefe de la diplomacia de Londres, Malcolm Rifkind. El mensaje fue el mismo que el Gabinete presidido por John Major viene transmitiendo -últimamente de forma más coherente- desde hace meses.

La disolución de la libra esterlina es un asunto demasiado serio como para ser abordado deprisa y corriendo. Rifkind pidió "paciencia" y comprensión a los delegados, que escucharon educadamente su discurso, defensor de la política gubernamental de "esperar y ver" cómo progresa la Unión Monetaria Europea antes de decidirse a formar parte de ella o, incluso, de rechazarla para siempre. Pero la cautela del Gobierno no ha conseguido unir ni siquiera al propio Gabinete, que cuenta con un ramillete de euroescépticos nada desdeñable, entre otros, los propios ministros del Interior, Defensa, Seguridad Social y el de Escocia.La opinión generalizada ayer era que entre los propios delegados la tendencia más fuerte es precisamente la contraria a la moneda única. La mejor prueba de ello fue la masiva asistencia de público a las conferencias de dos de los más extremos euroescépticos, que compitieron en sus argumentos con el comisario británico en la UE, Leon Brittan, el más firme defensor del caso proeuropeo. Alrededor de mil personas escucharon las razones de John Redwood, antiguo ministro de Major y el hombre que intentó arrebatarle el liderazgo del partido en julio de 1995, para rechazar de plano la moneda única. Un éxito similar tuvo la charla de lord Tebitt, antiguo viceministro en tiempos de Margaret Thatcher y un feroz antieuropeo. La ex primera mínistra ofreció, sin embargo, esa misma noche su apoyo a Major -"nuestro destino está en buenas manos", llegó a decir-, y apremió a los tories a abandonar sus divisiones internas - si quieren ganar las próximas elecciones, una victoria que Thatcher calificó de "crucial".

El perfil conservador en este congreso está cada vez más escorado a la derecha, en un intento de poner en evidencia al "centrismo radical" de Tony Blair, que la semana pasada, en el congreso laborista, reclamó el voto de las clases medias y los traba adores con ambiciones de promoción social. El ministro de Industria, lan Lang, propuso, en esta línea de clarificación de posturas, nuevas regulaciones que impidan a los trabajadores de los servicios públicos convocar huelgas por motivos no justificados.

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