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El vicepresidente colombiano dimite, convencido de que hubo 'dinero negro' en la campaña de Samper

"Hoy tengo la convicción de que entró dinero del narcotráfico a la campaña presidencial", afirmó el vicepresidente colombiano, Humberto de la Calle, al anunciar ayer su renuncia al cargo. En la carta de dimisión -dirigida al presidente del Senado-, De la Calle se reafirma en lo dicho hace pocos días al presidente Ernesto Samper: la necesidad de que ambos políticos dimitan para dar paso a un Gobierno de unidad nacional que saque al país de la crisis. "El presidente ha negado la posibilidad de su salida", dijo el hasta hace poco embajador en España. "Por mi parte he querido cumplir con mi cuota de sacrificio".

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De la Calle añadió que no quiere convertirse en comandante de "una guerra civil" y que hacer oposición desde la vicepresidencia sería colocar sobre sus hombros "un fardo histórico inaceptable".La renuncia, la más anunciada en los últimos tiempos, pone fin a un matrimonio desavenido desde el comienzo: el del presidente Samper, quien insiste en poner a su Gobierno el rótulo de social, aunque miles de campesinos protesten hoy contra su política, y el de De la Calle, del sector neoliberal del ex presidente César Gaviria. La crisis generada por el escándalo del ingreso de dinero del cartel de Cali a la campaña samperista separó aún más a los miembros de la cúpula del Ejecutivo. Pocas horas antes de formalizar su renuncia, en un informativo de televisión le preguntaron: "¿Su renuncia obedece al ingreso de dinero del narcotráfico?". De la Calle respondió: "Un elemento social de mi propuesta es que el país es ingobernable. El país no cree en el presidente y éste debe irse".

En los últimos días, De la Calle ha enfilado de manera directa sus baterías contra el ministro del Interior, Horacio Serpa: "Es la primera vez en la historia de Colombia, y es un hecho insólito en el mundo civilizado, que un ministro, con medida de aseguramiento, siga en su cargo. Es intolerable". Se refiere al hecho de que Serpa es investigado -al igual que los ex ministros de Relaciones Exteriores y de Comunicaciones- por el delito de encubrimiento. Se les acusa de participar en reuniones para montar un plan que ocultara todo lo ocurrido durante la campaña.

"¿Usted cree que el presidente Samper aceptará su propuesta, seguirá su ejemplo y renunciará?", le preguntó EL PAÍS a De la Calle: "Espero que sí. Con mi renuncia se retira un obstáculo. Que el presidente reflexione de manera serena, se retire y permita la formación de un Gobierno de unidad nacional". Para el ex vicepresidente, este nuevo Gobierno estaría formado por todas las fuerzas del país. "La polarización que vive Colombia", dice, "es la que hace viable esta propuesta". De la Calle rehusó ayer a hablar de su posible candidatura para las elecciones presidenciales de 1998. "Lo importante ahora es salir de la tormenta", se limitó a decir.

Según la Constitución, el Congreso debe aceptar la renuncia de De la Calle y celebrar en los próximos 10 días un pleno para debatir su sustitución. El plazo para llegar a un acuerdo es de 30 días. Según el presidente del Senado, Fernando Londoño, la elección se debe lograr por consenso dentro del Partido Liberal, sin dejar de lado las consultas con otros sectores. Para todos es claro que el sucesor de De la Calle debe cumplir con tres condiciones: ser amigo de Samper, ser aceptado por el Congreso y tener el visto bueno de Estados Unidos. Los que cuentan con mayores opciones son el actual embajador en Londres, Carlos Lemos -hombre de derecha en economía, mano dura en materia de orden público y en la lucha contra el narcotráfico-, y el ex embajador en Estados Unidos Carlos Lleras de la Fuente.

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