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ATLETISMO

La mejor cosecha desde el 68

1996 ha sido uno de los mejores años de este siglo, con siete récords mundiales, algunos emblemáticos

Santiago Segurola

Como el vino, el atletismo debería medirse por añadas, por la capacidad para producir en tres meses marcas de calidad excepcional. Hay años inolvidables que sirven de referentes para siempre, que ayudan a comprender el tamaño de las conquistas de los atletas. Como aquel 68, donde el atletismo dio un salto de 20 años, con marcas asombrosas, absolutamente imprevistas en aquellos días, récords que todavía hoy nos parecen contemporáneos: 8,90 metros en salto de longitud (Bob Beamon), 19,83s en 200 metros (Tommie Smith), 43,86s en 400 metros (Lee Evans), 9,95 en 100 metros (Jim Hines), 2.56.16 en el relevo 4x400 (Estados Unidos). Casi treinta años después, la mayoría de estas marcas hubieran servido para conseguir una medalla en los Juegos de Atlanta. Ninguna añada puede compararse con aquella del 68, aunque ha habido temporadas espléndidas. Ésta del 96 ha sido una de las mejores, tanto por el número de plusmarcas, como por el carácter emblemático de las pruebas. Nunca desde 1968 se habían batido los récords mundiales de las dos pruebas de velocidad (100 y 200 metros) y tampoco nadie se había adelantado a su tiempo a la manera de Beamon, como lo ha hecho Michael Johnson en la carrera de 200 metros, con una registro (19,32 segundos) en el umbral de lo imposible.El año 96 ha ofrecido cuatro récords mundiales en pruebas olímpicas (100 metros, 200 metros, 10.000 metros y jabalina) y tres más en distancias de prestigio (3000. metros masculinos y 1000 metros y la milla en categoría femenina). Además, el atletismo tuvo la virtud de sofocar todos los fuegos de Atlanta. En unos Juegos decepcionantes por su organización, se batieron 14 récords olímpicos y dos mundiales, precisamente en las distancias que permiten designar al hombre más veloz del planeta. Lo más asombroso es que el 96 nos deja con la duda sobre la identidad del atleta más rápido. Donovan Bailey batió el récord de 100 metros (9,84) y tiene algún derecho'a reivindicar el título. Pero Johnson hizo una media de 9,66 segundos en cada cien metros en su célebre récord de los 200. Es la materia para discutir que deja un año magnífico, con seis grandes protagonistas.

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DONOVAN BAILEY (100 metros, 9,84s). Cuando cuenta, Donovan ha demostrado que es el mejor especialista del mundo en 100 metros. Campeón mundial en 1995 y olímpico en 1996. En Atlanta batió el récord del estadounidense Leroy Burrell por una centésima. Desde entonces no ha vuelto a ganar una carrera. Si pone su salida en orden, Bailey está capacitado para acercarse o sobrepasar los registros, no válidos por dopaje, de Ben Johnson (9,83s y 9,79s). Atleta de progresión tardía, Bailey representa como ninguno el triunfo de la escuela caribeña -diez atletas antillanos consiguieron medallas en los Juegos de Atlanta- y el deficiente estado de la prueba de 100 metros en Estados Unidos, que no pudo colocar a ninguno de sus especialistas en el podio. Hace tres años, Bailey corría los 100 metros en 10,30 y prefería ganarse la vida como agente de bolsa. El técnico estadounidense Don Pfaff entrevió su talento y le puso a sus ordenes en la Universidad de Louisiana State. El resto es historia. Su objetivo es batir los registros de Ben Johnson el próximo verano en el Mundial de Atenas.

MICHAEL JOHNSON (200, 191,32s). "Es la mejor sensación que he tenido desde que mi padre me regaló un carrito para bajar por la cuesta de mi calle", dijo Michael Johnson después de triturar el récord mundial de 200 metros. Durante 17 años, el récord de Pietro Mennea (19,72s) se resistió a algunos de los atletas más célebres del mundo, desde Carl Lewis hasta Frank Fredericks, pasando por Mike Marsh y Joe de Loach. Pero se hacía evidente que el hombre designado para acabar con la marca de Mennea era Michael Johnson. En los trials preolímpicos batió la plusmarca con un registro de 19,66 segundos. En una tarde bonancible, por la tercera calle, Michael Johnson provocó la misma sensación que despertó Beamon en México 68. Fue algo sobrenatural, un momento imposible de describir sin utilizar todos los superlativos del diccionario. En una distancia atascada durante tanto tiempo, donde las mejores se hacen de manera casi infinitesimal, Johnson dio un bocado de 34 centésimas sobre la anterior mundial, algo así como quince o veinte años de récord. 19,32 segundos: el número del año, la marca inalcanzable para los atletas de hoy, incluido probablemente el propio Johnson.

DANIEL KOMEN (3.000 metros, 7.20,67m). Como ocurrió con Moses Kiptanui en los Juegos de Barcelona, Daniel Komen no pudo alcanzar un plaza en el equipo olímpico de Kenia en Atlanta. Cuarto en los trials, ha dedicado el verano a perseguir récords del mundo. Tanto en los 5.000 metros como en los 3.000 ha batido a Grebeselasie como a Morceli. Por fin, en Rieti, donde cada año ocurre un milagro casi inexplicable, Komen batió el récord de Morceli en los 3.000 metros. Lo rebajo en más de cuatro segundos, a una media fabulosa de 3.40 minutos cada 1.500 metros. Con 20 años, Koinen es la gran joya del atletismo keniano.

SALAH HISSOU (10.000 metros, 26.38,09m). Se tenía la impresión de que el récord mundial del etíope Grebreselasie (26.43,53m era quimérico para cualquier otro atleta. Pero el 23 de septiembre, en Bruselas, Salah Hissou (24 años), el último de la prodigiosa cantera de mediofondistas y fondistas marroquíes, realizó una hazaña espectacular. Solo frente a la armada keniana, Hissou (tercero en los Juegos) se lanzó a la aventura. Uno a uno cayeron los kenianos. Hissou resistió el ritmo trepidante y atacó los tres últimos kilómetros con una desesperación pocas veces vista. Hissou batió el récord de Grebreselasie por cinco segundos. La próxima temporada brindará duelos gloriosos con Gebreselasie y Daniel Komen.

JAN ZELEZNY (Jabalina, 98,48 metros). En una época depresiva en los lanzamientos, el checo Zelezny volvió a establecer su autoridad con la jabalina. Ganó el título olímpico y unas semanas antes batió el récord del mundo. Zelezny se acerca a los 100 me tros, la última frontera antes de cambiar nuevamente el centro de gravedad de las jabalinas. De lo contrario, la prueba será peligrosa para jueces o atletas. La actuación de Zelezny en Atlanta causó impacto entre los ojeadores del equipo de béisbol de los Braves de Atlanta. Se sorprendieron de la rapidez de su latigazo y le ofrecieron entrenarse durante unos días con los Braves. Zelezny aceptó, pero no superó la prueba.

SVETLANA MASTERKOVA (1.000 metros, 2.28,98m, y la milla, 4,12,56m). La gran sorpresa del año. Ganó los 800 y los 1.500 en Atlanta. Luego persiguió los récords. Consiguió dos en distancias no olímpicas. Masterkova se ha distinguido como la mejor mediofondista del mundo, una mujer con la capacidad para acercarse al legendario récord de Kratochvilova en los 800 metros y al de Qu Junxia en los 1.500.

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