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VUELTA 96

Los especialistas recuperan la hora

La 'posición de supermán' y su experiencia, claves de Boardman

Carlos Arribas

Tony Rominger promete que esto no quedará así, pero no lo ve claro; Miguel Induráin da por terminadas sus ilusiones de recuperarlo; Abraham Olano ve cómo se le alejan las posibilidades. Chris Boardman ha volado a 56,375 kilómetros por hora durante 60 minutos y los especialistas se frotan las manos. El récord de la hora, antiguo símbolo de poder de los mejores ciclistas -Coppi, Anquetil, Merckx, Induráin, Rominger lo han poseído como atributo de capacidad absoluta-, ha volado. Las leyes físicas, aerodinámicas y fisiológicas prohíben a los actuales ciclistas de carretera -grandes y pura potencia- desafiar la barrera de los 56 kilómetros.Una posición alargada que muy pocos soportan y una cadencia alejada de sus habitudes conjugada con un desarrollo casi inmovible han sido las alas de Boardman y la barrera de los demás.

A más de 50 por hora, la resistencia del aire al avance del corredor crece de manera exponencial, desata un huracán progresivo en contra. Un ciclista que quiera desafiarlo tiene que convertirse en prácticamente invisible. La mejor solución hasta el momento no ha llegado de los científicos teóricos y los túneles de viento. Como en los tiempos de los inventores lunáticos y tenidos por locos, otro. británico, el escocés Graeme Obree, ha sido el verdadero promotor de la moda del récord con sus soluciones empíricas. Hace tres años, Obree acabó con el reinado de nueve años de Moser con una máquina tachada de artilugio y una postura estrambótica -la del huevo: manos escamoteadas debajo del pecho y el cuerpo muy echado para adelante. Era tan difícil de mantener que ningún ciclista pudo imitarla y la UCI la prohibió, pero Obree siguió dando vueltas a su cabeza hasta que dio con la postura de supermán -puños fuera: los brazos estirados para formar una figura de flecha-, con la que ganó el Mundial de persecución de 1995. A todos se les abrieron los ojos, tanto que fue imposible destacarse en los últimos Juegos y Mundial sin adoptarla. Boardman batió el récord del mundo de 4 kilómetros en ocho segundos de una tacada rodando a más de 57 por hora; el equipo italiano lo batió acercándose a los míticos 60 kilómetros por hora, y Boardinan de nuevo la usó para el récord de la hora, en el que logró una marca superior en cuatro kilómetros a la que obtuvo en 1993 con una postura tradicional. Pero esa posición milagrosa tiene un problema: no es apta para todos los públicos.

"La aerodinámica es tan individual que lo que es bueno para unos es malo para otros", dice Iñaki Arratíbel, fisiólogo del Banesto. "Esta posición es buena sólo para corredores muy lineales [Boardman mide 1,75 metros y pesa 68 kilos], pero no para gente como Induráin u Olano, de tórax más curvo y más abdomen, y tampoco para gente como Rominger, acostumbrados a una posición más encorvada". Estos ciclistas grandotes o veteranos no pueden exprimir toda su potencia -aun siendo superior en términos absolutos a la de Boardman- corriendo prácticamente tumbados. "Cuando se tiende excesivamente al estiramiento del cuerpo, del tórax, disminuye la capacidad pulmonar y se dispara la frecuencia cardiaca. Saber equilibrar la aerodinámica y la cadencia, es una hazaña". Eso hizo Boardman.

Lo de la cadencia es verdaderamente importante. "Boardman es un pistard que llegó después a la carretera", dice Arratíbel, "es decir, está acostumbrado a un mayor ritmo de pedalada". Cuando Rominger e Induráin batieron el récord, consideraron un gran logro mantener una carencia ligeramente superior a las 100 pedaladas por minuto con un desarrollo de unos nueve metros, un desarrollo muy fuerte. En su récord de Manchester, Boardman ha sido capaz de mantener una cadencia media de más de 104 pedaladas por minuto moviendo un desarrollo de 9,02 metros, cuando en su récord de Burdeos -52,270 kilómetros- de hace tres años, se mantuvo en sólo 100 pedaladas por minuto con un desarrollo de 8,70 metros. Con lo cual, volvemos a la postura de supermán: cuatro pedaladas más por minuto, avanzando en cada una de ellas 32 centímetros más, dan como resultado cuatro kilómetros más por hora. Y sus condiciones físicas tampoco han mejorado tanto. Simplemente, cuestión de postura. Una posición, inaccesible para Induráin y Olano: su cuerpo no escamoteable es el que les da su fuerza y el que les frena en la hora.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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