_
_
_
_
_
FÚTBOL LIGAS EXTRANJERAS

Cuando ellas llevan los pantalones

Las mujeres de Schuster, Effenberg e lllgner negocian de forma implacable los contratos de sus maridos

La primera fue, hace ya unos cuantos años, Gaby Schuster y sin duda cundió su ejemplo. Bianca IlIgner y Martina Effenberg han aprendido muy bien la lección y no tienen nada que envidiar a la esposa del gran centrocampista que en su día ganó títulos con el Barcelona, el Madrid y el Atlético. Estas tres mujeres han asumido un papel primordial en las vidas de sus futbolistas: convertir en abundante contante y sonante en las mesas de los despachos las genialidades de sus maridos sobre la pradera. De Gaby todavía conservan recuerdos imborrables directivos de los tres equipos españoles en los que jugó. Con la misma implacable ferocidad de antaño en España, negoció Gaby hace unos meses el finiquito de Schuster en su último club, el Bayer Leverkusen. Gaby no vaciló en acudir a la magistratura de trabajo alemana, para obligar al club a readmitir en los entrenamientos al centrocampista, que al final se despidió con una indemnización millonaria. Los quebraderos de cabeza que provocó obligaron sin duda a un elevado consumo de aspirinas a los directivos del equipo emblemático de la Bayer.Bianca tampoco es moco de pavo. Todas las informaciones coinciden en señalar que fue ella solita quien gestionó el traspaso y contrato de IlIgner con el Madrid. El gerente del Colonia creyó vivir una pesadilla, cuando a altas horas de la madrugada le despertó al teléfono Bianca, para anuciarle que se habían quedado sin su portero, algo así "como si Colonia perdiese la catedral". La operación fue posible gracias a la claúsula que en su día introdujo la avispada Bianca en el contrato, que le permitía irse de inmediato al extranjero, si alguien pagaba un traspaso de cuatro millones de marcos (340 millones de pesetas). En las mismas anda Martina, con quien tendrá que negociar el Madrid, si de verdad quiere incorporar al centrocampista y figura del Mönchengladbach Effenberg. Los directivos ya no saben qué hacer con Martina, quien no acepta renovar el contrato por menos de cinco millones de marcos al año (425 millones de pesetas).

Estas tres damas se han convertido por derecho propio en un elemento fundamental en la dinámica de grupo de los equipos donde juegan sus maridos. Y si no, que se lo pregunten al seleccionador alemán Berti Vogts, a quien en el Mundial de Estados Unidos en 1994 estuvieron a punto de volver loco entre IlIgner y Effenberg con sus respectivas consortes. Al final, Vogts optó por una solución drástica y no dudó en echar de la selección a Effenberg y romper las relaciones con IlIger, que había sido desde juvenil su niño mimado. Se trata de señoras de armas tomar. Sus maridos, rubios y grandullones cercanos al 1,90, no tienen el menor reparo en reconocer que ellos llevan los pantalones cortos y ellas los largos.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_