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Una recreación de la escuela bolera

Dos estrenos sobresalen en la producción Goya en la danza, que estará en cartel hasta el próximo día 11 en La Zarzuela: La Tirana, una coreografía creada por José Antonio para un solo de Trinidad Sevillano; y el ballet en un acto Un tapiz para Goyescas, que cierra el espectáculo y que ha sido realizado entre José Antonio y el especialista Roger Salas por encargo de la sociedad estatal Goya 96.Además, se interpretan dos piezas casi inéditas: Aires de Villa y Corte, un trabajo coreográfico del ex director del Ballet Nacional con música de José Nieto que retoma el ambiente de las danzas boleras del siglo XIX, y Puerta de Tierra, una composición que realizó y estrenó Antonio Ruiz Soler hace 35 años, pero que todavía hoy se considera la cumbre del virtuosismo y la dificultad del baile español. Aída Gómez y José Antonio la bailaron por primera vez en el certamen Escuela Bolera, celebrado en La Zarzuela en el año 1992, y la repiten ahora.

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"Más que un encargo, hacer este trabajo ha sido un regalo", dijo ayer José Antonio. "Nos ha permitido recrear desde la danza actual la técnica de la escuela bolera, que es un tipo de baile que últimamente se hace muy poco, mitad por desconocimiento y mitad por su muy problemática ejecución técnica".

Un ballet "abstracto"En Un tapiz para Goyescas, José Antonio y Salas han utilizado la música de Goyescas, suite original de Enrique Granados que dio lugar a la ópera homónima, estrenada en 1916. Los dos explican que han tratado de hacer un "ballet abstracto", y que el resultado surge "de un largo proceso de estudio musicológico y coreográfico, histórico y estético. Había abundante material de Granados, por un lado la ópera y por otro varias piezas de danza, breves pero de una gran belleza formal y melódica. Finalmente, decidimos prescindir de toda manipulación y usar la suite original para piano, aderezada a principio y fin por el muy conocido Intermedio".

Ambos tuvieron claro desde el principio que no querían caer en la tentación de reproducir los tapices de Goya al estilo del "tableau vivant que tantas veces hemos visto en el pasado".

Las reminiscencias históricas de la escenografía y el vestuario de Roger Salas tratan de ser "un acercamiento a esa época de Goya en que pintaba cartones para tapices, a las evidentes influencias que sintió de la pintura francesa, del retrato inglés y de la pintura de género de los Países Bajos", señala el diseñador y figurinista del espectáculo.

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