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FERIA DE COLMENAR

La corrida del petardo

Pegó el estampido durante el tercio de banderillas del tercer toro de la tarde. Fue un petardo que el gamberro de turno hizo estallar en un tendido y que extendió una oleada de susto y sobresalto entre el público. Algunas peñas reaccionaron recordándole al aprendiz de terrorista el vil oficio de su madre. Pero el estruendo del cohete era, en definitiva, una definición de lo que iba a resultar la corrida.El festejo fue un petardo para el espectador festivalero y no tanto para el aficionado, que ha podido disfrutar con la pelea en varas del sexto toro. Se llamaba Cigarrero, era de pelo cárdeno y sacó la casta de su ascendencia santacoloma en dos interminables puyazos, que tomó fijos y recargando. Crecido en banderillas, escarbó durante la faena de muleta y terminó aquerenciando en tablas. Si no lució más fue por culpa de Javier Vázquez, que se empeñó en ahogarle la embestida, sin hacer caso de las voces sensatas que, desde aquí y allá, le aconsejaban que le diera distancia. Pero cuando un torero no quiere torear no le convence ni su confesor.

Plá / Jiménez, Sánchez, Vázquez

Toros de Hernández Plá, terciados, cómodos, bravucones, excepto 4º, manso.Pepín Jiménez: pinchazo, otro hondo y dos descabellos (silencio); cinco pinchazos, metisaca, estocada trasera -aviso- y descabello (pitos). Sergio Sánchez: estocada desprendida (silencio); bajonazo (pitos). Javier Vázquez: estocada delantera y dos descabellos (silencio); tres pinchazos, bajonazo -aviso- y dobla el toro (silencio). Plaza de Colmenar Viejo, 25 de agosto. 2ª corrida de feria. Tres cuartos de entrada.

Tampoco quiso torear Sergio Sánchez al quinto, otro ejemplar que destacó por su comportamiento ante el caballo. Se apagó también en la muleta y sólo dio atisbos de alegría cuando el diestro lo citaba de largo. El cite a distancia es arriesgado, claro está, y el torero navarro prefirió volver al encimismo, lugar donde el toro no tenía, naturalmente, recorrido.

Los cuatro toros restantes dieron peor juego. Los tres primeros, después de empujar en los petos, se quedaron cortos, apagados y mortecinos. El segundo, cabeceó y tuvo sus problemillas. El tercero fue un novillote amoruchado y el cuarto, un manso que se quedó sin picar, aunque entró cuatro veces al caballo. Plantó el terror en banderillas y el bueno de Pepín no supo qué hacer con él. No es torero de peleas el de Murcia y anduvo dando vueltas alrededor del torete sin decidirse a darle la lidia que pedía. Tampoco hizo nada en su primero.Sergio Sánchez se ha tapado con sus alardes banderilleros, con cuarteos ventajistas y sin que faltara el quiebro desde la sillita. Aguantó las tarascadas del segundo, que se le que daba muy corto en la muleta. Algunos espectadores sufrieron la impresión de que Sergio estaba toreando, pero lo cierto es que la muleta salía por los pitones en los pases por alto y resultaba enganchada en los naturales y cambiados. Ilusión se llama esa figura.

El encierro de Hernández Plá ha podido deslumbrar con la conducta mantenida frente a los caballos, pero durante las faenas de muleta han defraudado, en parte por su bravuconería y en parte por la falta de entendimiento de los toreros, que no han sabido lidiarlos.

Una corrida sin reparto de trofeos aburrida para el público ferial. Y un aburrido pegó el trueno en el graderío.

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