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Cruzar el Estrecho, obsesion vital

Unos 350 africanos aguardan en Ceuta y Melilla un permiso para poder establecerse en la Península

, El nuevo Gobierno español se ve sometido este verano a su primer examen en cuestión de inmigración. La prueba comenzó en junio y debe culminar, al menos provisionalmente el próximo día 23, cuando concluya la regularización de los ilegales emprendida por la Administración y a la que pueden acogerse los que hayan tenido un permiso de trabajo o de residencia antes de enero de 1996 y quienes puedan demostrar tener parientes legalizados en España antes de esa fecha. Mientras tanto, los desesperados ante tales requisitos lo intentan por las bravas en pateras: la Guardia Civil detuvo ayer mismo a 14 en tres operaciones realizadas tanto en la costa como tierra adentro en diferentes puntos del campo de Gibraltar.Dos meses después de la sonada deportación de 103, el número de los africanos que se encuentran concentrados en Melilla sobrepasa los 50. Una treintena de ellos se aloja en un edificio municipal, en pleno paseo marítimo, junto a los menores acogidos por el Ayuntamiento. Otros 300 se hallan en el campamento de Calamocarro, situado a unos 13 kilómetros de Ceuta.

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Todos buscan lo mismo: el ansiado permiso español para cruzar el Estrecho y poder residir de manera normalizada en la Península. En lo que va de año lo han hecho desde Ceuta de forma legal y orginizada 250 -otros tantos habrán llegado desde Marruecos ante la mirada y el bolsillo cómplice de los gendarmes marroquíes- Su salida hacia la Península y la de los 423 que lo hicieron en 1995 fue posible gracias a la coordinación por la Dirección General de Migraciones de las peticiones cursadas por las Organizaciones No Gubernamentales (ONG) y particulares.

Pero el proceso es demasiado lento la plataforma para la solidaridad con los inmigrantes en Cádiz acusa al nuevo titular de la delegación del Gobierno en Ceuta de estar ralentizando e incluso paralizando la salida de los centroafricanos. El delegado del Gobierno, Javier Cosío, prefiere no hablar de deportaciones masivas y el nuevo presidente de la ciudad, Jesús Fortes, del PP, dice confiar en lo que decida el Ministro del Interior.

Para acelerar la regulación documental se tiene intención de construir en Melilla un centro de extranjería, que podría estar terminado á finales de este mismo año. Sé trata de reducir la estancia del peticionario de asilo o refugio en esta ciudad. Con ello se conseguiría que Melilla no se convirtiera en el tapón de la inmigración hacia Europa y que no se sobrepasara el número de los aspirantes a ella que pudiera resultar incómodo. El delegado del Gobierno, Enrique Beaud, lo define como una oficina en la que los funcionarios se dedicarán de forma exclusiva a tramitar las solicitudes, por lo que los expedientes se resolverán a mayor velocidad.

Los centroafricanos tienen la lección aprendida y lo primero que hacen es dirigirse a la comisaría para tramitar las suyas. La mayoría, eso sí, serán denegadas. Desde ese momento dispondrán de 15 días para abandonar el país.

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