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Desastre en la marcha

Plaza y Massana no estuvieron entre los 10 primerosGanó Jefferson Pérez

Aún era de noche cuando los marchadores llegaron al estadio. Se habían levantado a las cuatro de la madrugada (hora local), porque la final de los 20 kilómetros comenzaba muy temprano, a las ocho, para evitar el calor de Atlanta, que ayer no fue tal, porque amaneció nublado. "¡Vaya! tantos meses entrenándonos a mediodía, cuando el sol pega más fuerte, para acostumbrarnos a lo que nos íbamos a encontrar y hasta resulta que hace fresquito", fue el primer comentario del equipo español. También, el primer con tratiempo. Lo peor estaba por llegar. El desastre fue absoluto. Un campeón olímpico (1992), Daniel Plaza, que ce dió en cuanto comenzó la lucha por las medallas, y un campeón del mundo (1993) y subcampeón (1995) que al poco tiempo se quedó atrás. Uno fue 11º y el otro, 20º. Fernando Vázquez completó la actuación (38º).

Por primera vez desde hace 18 años no hubo marchadores españoles en cabeza. Inexplicable. Todos, ellos mismos, habían confirmado que se encontraban en el mejor momento de los últimos cuatro años, en los que consiguieron realizar su mayor acopio de medallas. No es cuestión de edad. Plaza tiene 30 años -Marín subió al podio con 37- y Massana, 26. El caso es que a las primeras de cambio dejaron de ser los rivales a batir.

Lo extraño fue que no respondieran a los primeros cambios de ritmo. Normal que dejaran a los kenianos irse de salida, como hicieron todos, porque o acaban descalificados o hundidos. Tampoco hubo respuesta a las escapadas de guerrilleros que intentaban la hazaña, pero cuando Shafikov (Rusia, actual campeón del mundo) puso el piñón de ataque, a menos de cuatro minutos cada kilómetro, Plaza y Massana quedaron en evidencia.

Plaza aún aguantó algo, camuflado en el grupo que, como mal mayor, se disputaría las medallas de plata y bronce, pero Massana desapareció. Él, que tiene el ataque más demoledor que se conoce en el mundo, porque ese ritmo inferior a cuatro minutos el kilómetro es capaz de soportarlo hasta extenuar a sus contrarios, comenzó a hacer un ejercicio de masoquismo, porque retirarse, jamás. "Este es un juego que nos tomamos muy en serio y en el que más sufre soy yo", dijo.

Shafikov, al final, acabó pagando su desafío de retar a la tremenda humedad. Fue engullido por sus perseguidores y entre éstos hubo un vencedor sorprendente: Jefferson Pérez, ecuatoriano de 22 años, que había sido campeón mundial junior en 1992 y que en el Mundial del año pasado acabó el 33'. Consiguió para su país la primera medalla de la historia y el gobierno de su país le regaló una pensión vitalicia. El mejor puesto olímpico de Ecuador había sido el cuarto puesto de Panchama en 200 mariposa en Múnich 72.

Nadie había apostado por él. Y eso que los españoles se habían hartado de contar posibles rivales: ellos mismos, rusos, bielorrusos, mexicanos, chinos, italianos, algún australiano, pero Pérez, jamás. No *tienen más referencias últimas de él que ha entrenado con el equipo ruso. "Es el momento de valorar las medallas que hemos ganado en la marcha" comentó Josep Marín.

Nada más cruzar la línea de meta, aún en caliente, por el sabor amargo de la decepción, las justificaciones de ambos marchadores no se deben tener en consideración. Plaza: "Tengo que pensar si sigo en esto o lo dejo. Salí a estar delante y al final me encontré luchando por estar entre los veinte primeros". Massana: "Si tuviera una pistola me la metería en la boca y dispararía".

Hubo tres realidades: un 98% de humedad que sepultó a los favoritos, una falta de confianza ya denunciada por Plaza en la víspera -"no sé, físicamente estoy bien, pero algo está fallando, quizá sea la aclimatación"- y un dolor en el estómago que encogió a Massana en el kilómetro 7."Les pudo la presión", dice Marín, entrenador de Massana y jefe técnico de la marcha en la federación. "Salieron a ganar, estaban preparados para ello, y cuando vieron que no podían, se hundieron. Si hubieran salido para ser décimos, a lo mejor ahora estaban en el podio".

Plaza sólo piensa ahora en cogerse vacaciones y plantearse su futuro. Massana, en la prueba de 50 kilómetros que aún tiene que afrontar en los Juegos. Será una nueva oportunidad.

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