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El Grupo de Expertos admite que la economía inicia la recuperación

Aunque su portavoz, Juan Iranzo, se esforzó por aplicar matizaciones, los siete sabios del Grupo de Expertos de Previsión Económica no pudieron ocultar su escepticismo sobre el cumplimiento por parte de España de los criterios de convergencia. La Necesidad de Financiación de las Administraciones Públicas se situará en el 3,3% en 1997 (el objetivo es el 3%); y la tasa de inflación el año próximo será del 2,9%, cuando es sentir común que no debe superar el 2,5%. Además, existe en al menos tres de ellos la convicción de que en los próximos 18 meses se producirá un repunte de la inflación. El Grupo defiende que la economía está iniciando un proceso de recuperación; y que el crecimiento del PIB será el 2,3% este año y el 2,8% el próximo.

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El Grupo de Expertos de Predicción Económica (GEPE) confirmó ayer que la economía española está iniciando un proceso de recuperación, que situará la tasa de crecimiento en línea ascendente en 1997 y cuantificó -como media de las previsiones de cada una sus miembros- el aumento del PIB en 1996 en el 2,3% (como el Gobierno) y en 1997 en el 2,8%. La reactivación está fundada en la reanimación del consumo, frenada hasta ahora por la inestabilidad del empleo -hasta el cambio reciente de tendencia-, la moderación salarial y las incertidumbres sobre las prestaciones sociales. Tal reanimación se fundamenta ahora en la reducción de tipos de interés, la tendencia al aumento del empleo más estable y el buen año agrícola. Con estas perspectivas, el Grupo calcula que este año se crearán 200.000 empleos y otros 200.000 el año próximo, con un aumento, porcentual del 1,7% y 1,6% respectivamente.Juan Ianzo, portavoz de los siete sabios del GEPE -Ángel Laborda, del ministerio de Economía; José Luis Feito, de AB Asesores; José Juan Ruiz, de Argentaria; Antoni Espasa, catedrático; Juan Iranzo, del Instituto de Estudios Económicos; Julio Alcaide, estadístico y Federico Prades, de la AEB- explicó en presencia de Cristóbal Montoro -mero maestro de ceremonias- y Luis Albentosa, director general de Política Económica, el contenido de su quinto informe semestral, Proyecciones Macroeconómicas 1996-1997. Desarrolló básicamente el cuadro macroeconómico adjunto, partiendo de una situación de estancamiento; aseguré que los desequilibrios económicos han impedido una mayor bajada de los tipos de interés y anunció que el sector exterior restará una décima al aumento del PIB este año.

En cuanto al empleo, avanzó un decrecimiento de la tasa de paro desde el 22,3% en 1996 al 21,9% en 1997. En opinión del GEPE, "la reforma laboral de 1994 ha permitido reducir el umbral de crecimiento generador de empleo", pero advierte que "se debe seguir profundizando en la mejora institucional del mercado de trabajo". Las recetas del grupo son conocidas: moderación salarial -vincular los aumentos de salarios a la situación de las empresas-, control efectivo del gasto y el déficit público y profundizar en la flexibilidad de los mercados.

Pero el elemento de tensión del informe estaba en dos cuestiones graves: si España cumplirá o no los objetivos de convergencia y el amenazador repunte de la inflación que al menos tres de los expertos profetizan para los próximos 24 meses. Las proyecciones evidentes del informe indican que la media de las predicciones de los expertos para la Necesidad de Financiación de las Administraciones Públicas en 1997 es el 3,3% (el objetivo es el 3%). Iranzo soslayó cuidadosamente la interpretación de esta cifra aludiendo a su condición de media aritmética -algunos expertos creen que estará por debajo del 3 y otros por encima- y a una interpretación laxista del recorte fiscal, entendiendo que "el 3,3% está bien" y cabe que España puede entrar en la UEM merced a una interpretación tolerante.

Pero a la amenaza conocida del déficit público se suma ahora la de la inflación. Por primera vez, los siete elaboraron un pequeño informe firmado, en esta ocasión sobre los precios. Resulta evidente que muchos de ellos están convencidos de que se producirá un repunte inflacionista que puede extenderse durante los próximos dieciocho o veinticuatro meses. Esta convicción, no explícita, se manifiesta en los textos. Antoni Espasa, por ejemplo, asegura que la tasa de crecimiento anual del IPC se situará en el 3,8% a finales de año (ahora 3,4%) y se estabilizará en el 3,3% en los próximos 24 meses; en su opinión, situar el IPC por debajo del 3% es "un objetivo muy difícil de lograr".

José Luis Feito es más audaz: No hay riesgo de recesión, pero "el principal reto de la política económica es impedir que los impulsos expansivos que ya se están multiplicando por el sistema económico se transformen en una aceleración sustancial de la inflación en los próximos meses". Concluye que "el principal riesgo de no entrar en la moneda única en 1999 se encuentra en el camino de la inflación, no del déficit público". José Juan Ruiz expone la relación entre crecimiento e inflación, que es de 0,30; es decir, en la economía española, excluidas reformas, una inflación del 3% sólo es compatible con crecimientos inferiores en un tercio, el 1%.

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