Los forenses cuestionan que Mikel Zabaltza muriese ahogado en el río Bidasoa
Los forenses del Juzgado de Instrucción número 1 de San Sebastián, Carmen Baigorri y Luis Miguel Querejeta, cuestionan que Mikel Zabaltza muriese ahogado en el río Bidasoa. "No se puede afirmar" según ambos forenses, que Zabaltza muriese como consecuencia de una sumersión en un líquido con las características que tenía el agua del río cuando ocurrieron los hechos. Mikel Zabaltza fue detenido por la Guardia Civil el, 26 de noviembre de 1985 y veinte días, después su cadáver apareció flotando en el Bidasoa, en el paraje de Endarlaza (Navarra).
La versión que facilitaron entonces el Ministerio del Interior y la Guardia Civil fue que Mikel Zabaltza fue detenido por su presunta colaboración con ETA y que en el momento que se dio a la fuga estaba conduciendo a los agentes a un zulo. Zabaltza se encontraba esposado y custodiado por tres guardias civiles cuando, según ésa versión, se lanzó al agua por un estrecho agujero cuando se encontraba en el interior de un túnel. No sabía nadar.En el informe elaborado ahora en base a las preguntas realizadas por el abogado de la familia Zabaltza y la Fiscalía de San Sebastián se pone en duda también que el detenido pudiese morir por sumersión en otro líquido, si bien los forenses advierten que "es preciso guiarse por la prudencia que nace al recordar las palabras de Stassmann, quien afirma que la putrefacción puede hacer desaparecer los signos de la sumersión".
Carmen Baigorri y Luis Miguel Querejeta analizan otra posible causa de la muerte de Mikei Zabaltza y llegan a la conclusión de que eso les situaría "necesariamente, y en el ámbito violento, en otras variedades de asfixia", ya que no existen otros elementos violentos -traumáticos o analíticos- para justificar la muerte.
La muerte de Zabaltza la sitúan los forenses entre siete y 20 días antes del hallazgo del cadáver. Los autores del informe manifiestan su extrañeza por la ausencia de lesiones cutáneas en zonas descubiertas, erosiones o incrustaciones en la punta de los dedos en el cadáver de Zabaltza, que supuestamente permaneció en el río durante una veintena de días. Baigorri y Querejeta añaden: "Es preciso en este punto considerar la habitualidad con la que los cadáveres sumergidos presentan lesiones por arrastre y rozamiento con el fondo o lecho del río o por acción animal". Y prosiguen: "Por otro lado, la ausencia de las mismas en los extremos digitales no podría explicarse por la colocación de las esposas, ya que el mecanismo que explica dichas lesiones no es incompatible con la posición anterior de las extremidades superiores".
Estaba esposado
Zabaltza tenía 32 años cuando fue detenido en noviembre de 1985, era natural de Orbaiceta (Navarra) y trabajaba como conductor en la compañía del Tranvía de San Sebastián. Según la versión de la Guardia Civil, Zabaltza se encontraba esposado con las manos por delante cuando se zafó de los oficiales Gonzalo Pérez García y Arturo Espejo y del guardia Segundó Castañeda. Las investigaciones judiciales que se realizaron entonces determinaron que el detenido murió ahogado en aguas del río Bidasoa.El caso Zabaltza fue archivado el 13 de abril de 1988 al término de una investigación en la que quedó acreditado la presencia en el estómago y en la sangre del cadáver; de restos de taladrina, una sustancia que determinadas fábricas vertieron en el 85 al río Bidasoa. La presencia de taladrina llevó al juez a determinar que Zabaltza murió ahogado en aguas de aquel río. En la respuesta quedan los forenses a algunas de las preguntas del abogado de la familia Zabaltza se dice que "no pueden dar ningún tipo de razonamiento científico que explique la diferente concentración de trietanolamina en sangre, agua escurrida del pantalón y contenido gástrico".Los niveles de taladrina encontrados en "la sangre, el contenido gástrico y en la ropa no son compatibles con la sumersión vital en dicho medio líquido", advierten, "y la elevada cantidad de materia tóxica", once veces superior a los niveles del río, "no se explica por una sumersión vital, ni siquiera responde a criterios científicos".
El sumario del caso Zabaltza fue reabierto a finales de 1995 después de que apareciesen informaciones periodísticas en las que se apuntaba que la muerte de Zabaltza se produjo por torturas mientras éste se encontra en dependencias de la Guardia Civil de San Sebastián.
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