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OLIMPISMO

La despedida de una gran estrella

Miriam Blasco no sólo hizo historia como la primera española campeona olímpica, sino que ha marcado con su carácter toda una etapa gloriosa del yudo. Incluso en su emotiva despedida publicada en Información de Alicante. En ella resurgieron sus lágrimas, siempre presentes en los momentos clave, y su recuerdo más imborrable para Sergio Cardell, el entrenador que la forjó y que no pudo vivir su éxito de Barcelona al morir poco antes en un accidente de moto. Por él su. triunfo fue mucho más especial."¡No estaré en Atlanta! ¡No estaré en Atlanta!", escribió Miriam. "Me cuesta decir esta frase sin llorar, pero tengo que repetirla y asumirla. ¡Miriam, no estarás en Atlanta! Y tengo que escribirlo, tengo que imaginármelo, y lucho conmigo misma y lloro... ¡Miriam, no estarás en Atlanta! y respiro fuerte y me lo imagino y recuerdo las palabras de mi padre: "Miriam, si ya lo has conseguido todo ¿qué más quieres?". ¡Es verdad! ¿Qué es lo que quiero? Y lo que quería es ir a Atlanta y volver a soñar que tocaba el cielo".

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La segunda oportunidad

"Seguramente habré decepcionado a mucha gente. Pero tanto en el deporte como en la vida siempre que luchas no ganas y esta vez me ha tocado perder. Como dice Gila: "...y cada uno ha de jugar lo mejor que sepa con los naipes que le toquen. Inútil es perder el turno reclamando; inútil es tratar de jugar no con las cartas repartidas, sino con las que uno habría querido tener, o soñó tener, u opina que debieran ser las suyas..." Esta vez no he jugado mis cartas demasiado bien".

"No me gustaría que me recordárais con pena, me gusta aquello que tantas veces me habéis repetido: "Miriam, me hiciste llorar de alegría". Pero nunca de pena ¿vale?. Hay una etapa de mi vida que ya ha terminado y estoy contenta, muy contenta, pero quiero que vosotros lo estéis conmigo también, porque empieza otra con nuevos objetivos, nuevas ilusiones, y espero como entrenadora ser tan feliz como lo he sido de campeona. Gracias a todos los que me ayudaron a que mi sueño se hiciera realidad, pero en especial a Sergio, que me enseñó a soñar".

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