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Malo de Molina pide apurar el plazo para cumplir el criterio de inflación del euro

Javier Sampedro

Aunque 1997 será el año clave para que los países europeos metan en vereda sus parámetros macroeconómicos de cara a la moneda única, el Banco de España está jugando sus cartas para que dos exámenes cruciales, los de inflación y estabilidad de tipos, apuren sus plazos hasta bien entrado 1998. José Luis Malo de Molina, director general del banco emisor, aseguró ayer que ese aplazamiento -que él cree compatible con el Tratado de Maastricht- puede ser una buena baza para los países con mayores problemas en el proceso de convergencia. Para Malo de Molina, si un país cumple con el objetivo de inflación interanual en mayo de 1998, sería absurdo excluirlo por el mero hecho de que no lo cumpla al acabar 1997.El director general del Banco de España intervino ayer en el encuentro Convergencia Europea y Moneda única, organizado en Santander por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo y la Asociación de Periodistas de Información Económica. Malo de Molina, que da por seguro que sólo algunos países llegarán a tiempo al euro, auguró para los excluidos estrecheces de toda laya, desde frenazos a su crecimiento hasta dificultades para crear empleo, pasando por una reducción de su margen de maniobra en política monetaria. "A partir de 1998 habrá un núcleo de países con un euro muy estable y una serie de monedillas satélites", señaló.

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