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Reportaje:

Núcleos de poder

Las entidades financieras que participan en las empresas públicas, fundamentales para la estrategia del PP

Las diferentes operaciones realizadas por las principales entidades financieras en los últimos meses han dado origen a la formación de dos grupos bancario-industriales claramente definidos. Por un lado, figura el formado por La Caixa y el BBV y, por el otro, el constituido por el Santander y el Central Hispano. Estas entidades se han convertido en socios del Estado en las grandes empresas públicas formando los denominados núcleos duros y van a desempeñar un papel fundamental tanto en el nombramiento de presidentes como en el proceso de privatización que prepara el Gobierno del Partido Popular (PP).En este esquema también juegan o pueden jugar un papel relevante tanto Argentaria como la Caja de Madrid. El grupo bancario con participación pública, por un doble motivo: su propia privatización total y su posición estratégica, a caballo entre los dos grandes núcleos de poder, con participaciones en empresas clave, como Telefónica o ENDESA. La caja que preside Jaime Terceiro cuenta con recursos y margen de maniobra suficientes para incorporarse al pulso, aunque de momento parece agazapada a la espera de oportunidades claras.

La formación de núcleos duros es, en su génesis, una propuesta del Gobierno socialista, cuando inició el proceso de privatizaciones consistente en mantener una pequena participación y el control de la gestión. Por ello, se alió con unos cuantos caballeros blancos, que también tenían una participación pequeña en cantidad, pero significativa en cuanto a poder. Fuentes de La Caixa, Santander, BCH o BBV, dicen, sin embargo, que la formación de núcleos duros no ha sido premeditada en la mayoría de los casos. Únicamente lo aceptan en el caso de Telefónica con Argentaria, La Caixa y BBV como protagonistas.

Sea como fuere, el objetivo de las entidades financieras que han participado en la formación de los núcleos duros es, realmente, convertirlos en núcleos de poder. ¿Cómo? Logrando posiciones estratégicas en sectores de futuro (energía o telecomunicaciones) que apoyen y complementen las inversiones en sectores más maduros, pero en los que pueden avecinarse transformaciones de calado (alimentación, servicios o construcción).

El BBV y La Caixa, por ejemplo, tienen participaciones en común en Repsol, Telefónica y Gas Natural (el BBV de forma indirecta). Ambas están presentes en el sector eléctrico, a través de Iberdrola, Sevillana o Hidrocantábrico y La Caixa completa sus inversiones estratégicas con Aguas de Barcelona.

El grupo formado en torno a las participaciones industriales del Santander y el BCH ofrece una mayor diversificación, sobre todo gracias a la cartera de la entidad que preside José María Amusátegui. ENDESA (con todo el significativo paquete de aciones que pende de ella), Airtel, Antena 3 (directa e indirectamente), Cableuropa forman el eje central del bloque Santander-BCH. A él cabe añadirse las participaciones del Central Hispano en Cepsa, Unión Fenosa, Dragados o Campofrío. Todo ello sin olvidar que el Santander posee una buena posición en Ebro, al igual que el BCH en Azucarera, las dos grandes del sector del azúcar en España.

Este reparto de fuerzas tiene, además, otras lecturas. La más inmediata es que ambos bloques se han convertido en necesarios compañeros de viaje para el PP en su proyecto de reordenar las presidencias del sector público empresarial y, más tarde, de acometer el proyecto de privatizaciones masivas anunciado la semana pasada por el ministro de Industria, Josep Piqué, y ratificado posteriormente por el vicepresidente y ministro de Economía, Rodrigo Rato. De hecho, dentro de la ensalada de rumores sobre los cambios en las presidencias de las empresas públicas, uno de los ingredientes principales son los consejos de los accionistas privados que participan en los respectivos capitales (casos de ENDESA, Telefónica o Repsol). Por cierto, que esta incertidumbre y los posibles relevos por motivos políticos y no por los resultados de gestión han causado cierto malestar entre los inversores institucionales extranjeros de varias empresas públicas.

El esquema de participaciones estables en industrias punteras tiene otra vertiente interesante: su impacto en la cuenta de resultados, en la salud de las entidades financieras propietarias. Los analistas consultados destacan que la contribución a la cuenta de resultados es positiva, aunque el Santander y el BCH deben afrontar el coste de Airtel, una sociedad que aún está en pleno despegue. En cuanto al consumo de recursos propios, estas participaciones no son especialmente problemáticas, incluso en el caso de La Caixa, la entidad con la cartera más amplia.

En el análisis entidad por entidad, los expertos consultados estiman que el BBV posee un cartera importante y equilibrada. Las participaciones del banco vasco tienen una rentabilidad óptima, que "puede ofrecer un retorno adecuado sobre capital empleado. Puden crecer, si bien, Vigilando estrechamente su efecto sobre el margen financiero".

En cuanto al BCH, los analistas estiman que su cartera no está en el mejor momento para crecer, dado "el bajo nivel de resultados que presenta". Sin embargo, tiene sobre la mesa el desarrollo de su pacto con ENDESA, en virtud del cual puede llegar hasta el 3% de la eléctrica, prácticamente el doble de lo que controla ahora.

La cartera del Santander se caracteriza por ser corta y desequilibrada, aunque muy rentable en el corto-medio plazo, sobre todo por la inversión en Airtel. Aquí, la opinión de los expertos se divide entre los que apuestan por considerar la cartera como estable porque se centra en sectores de futuro y los que defienden que el banco cántabro desinvertirá en el corto-medio plazo.

La Caixa presenta la cartera de mayor tamaño y con unas plusvalías importantísimas, que, según diversas estimaciones, pueden rondar los 300.000 millones de pesetas. El único pero de los analistas es que "empiezan a pesar demasiado sobre los fondos propios".

En cuanto a Argentaria, los expertos destacan su cartera reducida, con plusvalías limitadas, escaso peso sobre el margen y buena aportación a resultados. Según los analistas consultados, "es la institución con una cartera con mayor potencial teórico de crecimiento". Una opinión que condicionan a las decisiones que tome el Gobierno respecto a su equipo gestor y a la rapidez de su privatización definitiva.

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