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ELECCIONES EN ITALIA

Los antiguos comunistas alcanzan el poder en Italia

Refundación Comunista advierte que no hará concesiones al próximo Ejecutivo

Romano Prodi formará Gobierno en Italia. No tienen dudas ni él ni Silvio Berlusconi ni Gianfranco Fini, el gran, derrotado en las elecciones generales celebradas el domingo. Estos dos líderes de la oposición reconocieron ayer la victoria del Olivo, que, a un escaño de la mayoría absoluta en el Senado y con el apoyo externo de los 35 diputados de Refundación Comunista en la Cámara, para superar por cuatro la mayoría de los escaños, encontrará menos problemas en la dirección del país de los que se previeron en un principio. El paso será histórico porque, por primera vez, la izquierda ex comunista llegará al Gobierno. Lo dijo ayer Prodi, que espera recibir el encargo de formar Gobierno del presidente de la República, Oscar Luigi Scalfaro.

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"El llamado nudo de Refundación Comunista", que tiene un programa de Gobierno distinto al del Olivo, "ha sido disuelto en gran parte por los números que perfilan una mayoría autónoma del Olivo", afirmó Prodi.Los mercados le dan la razón. Como si se tomaran la revancha tras largos meses de incertidumbres, la divisa italiana se cambió ayer a 1.020 liras por marco, la cotización que no había vuelto a tener desde que, en diciembre de 1994, el Gobierno de Berlusconi entró en crisis porque le retiró la confianza la Liga Norte. La bolsa subió casi cinco puntos.

Al Olivo le faltan, sin embargo, los 32 diputados que tendrá que pedir prestados a Refundación Comunista para alcanzar la mayoría en la Cámara. La casi mayoría absoluta de que dispone por sí mismo en el Senado refuerza, sin embargo, su posición, y, sobre todo, le pone al reparo de tener que depender también de la Liga, que ha dado la gran sorpresa electoral y que ha sido la verdadera artífice de la derrota del Polo de la Libertad.

La victoria del Olivo no parece explicarse por el crecimiento de su electorado, que, en términos relativos, sigue siendo básicamente el mismo que en las elecciones de 1994. El cuatro y pico por ciento de votos que aporta la lista Dini lo pierde casi el Partido Popular Italiano y reaparece en el Polo de la mano de Perferdinando Casini y Rocco Buttiglione, con los que se configuran tres partidos ex demoCristianos de proporciones más o menos equivalentes.

Gran fracaso de Fini

Massimo D'Alema alcanza el objetivo de convertir al Partido Democrático de la Izquierda (PDS) en el primero del país, pero lo logra con un modesto crecimiento del 0,8%. Forza Italia retrocede un 0,6% y Gianfranco Fini crece un 2,2%, lo que para él, que forzó la convocatoria de estas elecciones esperando un fuerte avance, representa un gran fracaso.El dato definitivo es que la Liga Norte no sólo no se hundió, como vaticinaban sus adversarios, sino que subió del 8,4% de votos al 10,1%. Sigue, pues, no sólo "viva, sino revitalizada para llevar hasta el final su batalla", como dijo ayer Bossi. El sistema electoral mayoritario penaliza a las fuerzas competitivas, como son el Polo y la Liga, que se presentan por separado y, en este caso, el castigo lo ha recibido el Polo. La Liga ha salido triunfante, con nada menos que 59 diputados y 20 senadores salvados del divorcio de Berlusconi.

El Polo queda como un cohete que no funciona, porque el eje Alianza Nacional-Forza Italia ha perdido evidentemente la fuerza para seguir impulsándolo. La Liga está llamada a durar y, de todos modos, las próximas elecciones quedan lejos. Todo ello tenderá a provocar una reorganización del centro derecha, cuyo primer síntoma puede ser una declaración que hizo ayer Rocco, Buttiglione para culpar a Fin¡ del fracaso, "porque se equivocó en qué momento ir a votar y en el tono que había que dar a las elecciones".

Fin¡, por su parte, anunció "una oposición sin extremismos ni indulgencias", y Berlusconi rompió un expresivo silencio, que duró hasta las 18.00 horas, para asegurar que no se retirará de la política -"no puedo hacerlo porque me han votado millones de italianos", dijo- y que espera que el Olivo reabra la negociación sobre las reformas institucionales.

La reorganización del centro derecha abriría nuevos márgenes de maniobra para la construcción de un movimiento de centro, al que no renuncia Lamberto Dini. Pero éste afirma que su trabajo nunca redundará en perjuicio del Olivo. "No habrá cambios de chaqueta", dijo ayer, aunque no confirmaba la noticia de que ya ha aceptado ser ministro de Exteriores de Prodi.

El problema del Gobierno del Olivo es, pues, Refundación Comunista, que pasa del 6% de votos al 8,6% e insiste en que se deben introducir impuestos sobre el patrimonio, reducir los horarios de trabajo y volver al sistema de revisión automática de los salarios en función de la inflación, suprimido hace tres años. "No mercadeamos con nuestro apoyo a la formación del Gobierno, pero su vida dependerá de que se sigan nuestras indicaciones", dijo ayer el líder de comunista, Fausto Bertinotti.

D'Alema, que ha anunciado que el próximo paso en la reforma socialdemocrática de su partido consistirá en la desaparición de la hoz y el martillo que todavía adorna el emblema del PDS, se mostró anoche optimista. Aseguró que Refundación se comportará "con la responsabilidad propia de la tradición de una cultura unitaria que sirve como antídoto frente a las divisiones", y previó que el Gobierno establecerá "una relación positiva con la Liga". Siempre podría servir para resolver algún entuerto.

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