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Alarma en Estados Unidos por supuestas amenazas de terroristas islámicos

Antonio Caño

Desde que el jeque Omar Abdel Rahman, condenado a cadena perpetua por su participación en una campaña, de atentados en Nueva York, dijo que la sentencia contra él era "un ataque contra los musulmanes y contra la palabra de Dios", los servicios de espionaje de EE UU movilizaron a sus hombres para tratar de prevenir una acción de venganza por parte de organizaciones extremistas islámicas. En tres países ha sido declarada ya la alerta ante lo que todavía no se sabe si son amenazas ciertas o una simple ola de psicosis terrorista.

El temor a un atentado contra intereses norteamericanos en alguna parte del mundo creció al destaparse el secreto de que el Congreso norteamericano había autorizado 18 millones de dólares (unos 2.250 millones de pesetas) para operaciones de la CIA destinadas a derrocar el actual régimen en Irán. Como reacción, el Parlamento iraní anunció la pasada semana que dedicaría 20 millones de dólares "a contrarrestar al gran satán".En medio de un clima de que algo grande, organizado por Irán o por alguno de sus protegidos, se prepara contra Estados Unidos, el Gobierno norteamericano advirtió esta semana que existía un peligro inminente contra sus ciudadanos en Arabia Saudí y Sudán.

En Arabia Saudí, donde un coche bomba mató a cinco norteamericanos el pasado mes de noviembre, el Departamento de Estado anunció que había recibido "preocupantes informes de que pueden estar planeándose nuevos ataques contra instituciones identificadas con EE UU".

En Sudán, el Gobierno estadounidense ordenó el miércoles la salida de todo su personal diplomático tras haber recibido numerosas amenazas terroristas, a las que, según Washington, el Gobierno sudanés no ha respondido adecuadamente.

La semana pasada, el Pentágono había puesto en estado de alerta a, sus tropas en Bosnia para intentar evitar un ataque que podría provenir de un ciudadano norteamericano musulmán, aparentemente infiltrado en las filas de los combatientes bosnios, o bien de parte de un contingente de guerrilleros muyahidin que en el pasado ayudaron al Gobierno bosnio y que han permanecido en Bosnia en contra de la opinión de EE UU.

Los expertos consideran que el mayor peligro para los norteamericanos está en Sudán, país incluido por el Departamento de Estado en la lista de naciones que apoyan el terrorismo. Las relaciones entre Washington y Jartum se deterioraron especialmente después de que el principal líder rebelde de los cristianos del sur sudanés, John Garang, visitase EE UU en diciembre en busca de apoyo para derrocar el Gobierno sudanés. En Sudán, además, vivió y conserva su mayor respaldo el jeque Abdel Rahman.

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La sentencia contra el famoso jeque ciego "provocará alguna reacción, bien aquí o en otra parte del mundo", cree Mary-Jane Deeb, directora de Middle East Journal, la más antigua y prestigiosa publicación estadounidense sobre Oriente Próximo.

Deeb teme que el Gobierno norteamericano pueda ser acusado de una alarma exagerada, pero considera que "en cada uno de los casos en los que se han tomado medidas existen precedentes de acciones en las que han muerto estadounidenses".

Washington cree disponer de pruebas de que Sudán está unido a Irán en un plan para desestabilizar el proceso de paz en Oriente Próximo, y que, en algunas ocasiones, el Gobierno de Jartum puede actuar incluso bajo mando del de Teherán.

Atentado contra Mubarak

La presunta implicación de Sudán en el terrorismo fue mencionada esta misma semana por el Consejo de Seguridad en una resolución en la que acusa a Jartum de proteger a terroristas reclamados por Etiopía por planificar en Addis Abeba el atentado contra el presidente egipcio, Hosni Mubarak. La ONU ha amenazado con adoptar sanciones económicas contra Sudán si ese país no cambia de actitud."La reacción de EE UU, al menos en el caso de Sudán, es prudente", afirma Benard Reich, experto en terrorismo de la George Washington University. "En el caso de Bosnia, EE UU puede constituir un buen objetivo, porque, en un año electoral, hacer algo que ponga en aprietos al presidente puede provocar la retirada de tropas".

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