_
_
_
_
_
GUERRA EN LOS BALCANES

Un fino equilibrista

No había en 1991 mucho analista dispuesto a augurar más de algunos meses de paz en Macedonia. Demasiados eran los peligros que acechaban y acechan a este pequeño país por el que pasa la principal arteria norte-sur de los Balcanes-; demasiados los vecinos (cuatro: Grecia, Bulgaria, Serbia y Albania) dispuestos a considerar caso de guerra la intervención de cualquiera de los otros tres; y demasiados los factores de inestabilidad interna como la división étnica y el nacionalismos rampante de serbios, eslavomacedonios ,y albaneses y la miseria.Y todos estaban de acuerdo en que el estallido del conflicto bélico en Macedonia no sólo hubiera hecho parecer las matanzas de Bosnia simples reyertas, sino que hubiera arrastrado a todos sus vecinos y a Turquía a una guerra terrible que hubiera hecho saltar por los aires a la Alianza Atlántica e incendiado toda la región desde los Alpes al Egeo y al Mar Negro.

Más información
La explosión de un coche bomba hiere gravemente al presidente de Macedonia

Que esto no haya sucedido hasta ahora se debe en gran medida a un hombre delgado, de aspecto frágil pero correoso y hábil en la negociación, consciente de que todo error puede ser el último y arrastraría a la catástrofe a su pueblo.

Fue luchador antifascista desde su niñez, pero ya un macedonio identificado con este pueblo cuya existencia niegan sus vecinos Serbia, Bulgaria y Grecia. Hizo carrera en el aparato comunista titoísta y llegó como presidente de esta república yugoslava a la demolición del Estado federal.

Partidario de la fórmula de la confederación propuesta por Croacia y Eslovenia para evitar en el último momento la !guerra, intentó reactivarla tras la secesión de aquellas repúblicas para evitar con lzetbegovic; que Bosnia y Macedonia corrieran igual suerte.

Fracasó en esto, pero desmostró habilidad y capacidad de compromiso para impedir ser arrastrado a la guerra.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

Puso puente de plata a las tropas serbias que se retiraron de Macedonia sin disparar un solo tiro. Desde entonces ha de mostrado ser un gran negociador, un hombre simpático y un virtuoso equilibrista entre los ultranacionalistas albaneses que quieren arrebatarle un tercio de su territorio y los macedonios radicales del VMRO. Ha sido el gestor de la frágil paz en Macedonia. Quienes han querido matarlo lo saben. Porque si Gligorov sólo tenía como prioridad impedir la guerra y abrir Macedonia al mundo, sus enemigos buscan sin duda lo contrario.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_