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FERIA DE ALCALÁ DE HENARES

La banda de música trabajó

Los toros que salieron a la arena no dejaron a los toreros hacer demasiado, y la tarde fue rácana en premios y poco brillante. De todas maneras la música amenizó casi todas las faenas, probablemente no dejó de sonar en ninguna de ellas, el criterio es tan amplio y generoso por parte de las bandas de música del planeta taurino que, salvo plazas muy concretas, lo raro es que dejen de sonar suceda lo que suceda durante la lidia.Cuando se llegaba a la plaza se podía contemplar una discreta manifestación de defensores de los animales, con pancartas que sustentaban unos eslóganes que mejor no reproducir en esta crónica. Se pueden ustedes imaginar que tenían vitriolo en cápsúlas.

Pepín Liria a su primero no pudo darle ni un mísero muletaco completo, era un solemne mansazo. Y se desquitó un tanto en su segundo. Unos lances a la verónica de recibo que fueron vistosos y jaleados por el respetable. Con la pañosa comenzó de rodillas valiente y bien dispuesto. El público se lo agradeció y le aplaudió fuerte. Después probó la embestida del toro por los dos pitones, y poco pudo hacer, se paró muy pronto el de Felipe Bartolomé. Tuvo Pepín Liria que tirar de recursos, pases de costadillo y medios pases de pecho, para reforzar su trasteo y, como mató con brevedad con un pinchazo hondo caído, se llevó la única oreja de la tarde.

Bartolomé / Sánchez, Higares, Liria

Cuatro toros de Felipe Bartolomé, bien presentados, mansos y de poco juego, y uno, 6º de Joaquín Buendía, manso; el 4º fue devuelto y sustituido, salió como sobrero un toro de Valdeolivas, con casta. Sergio Sánchez: ovación; silencio. Oscar Higares: ovación; ovación. Pepín Liria: silencio; oreja.Plaza de Alcalá de Henares, 2 de septiembre, cuarta feria. Más de media entrada.

Oscar Higares en su primero hizo otra corta faena, la que el toro tenía, rala. Llevaba la cara por las estrellas el toro y se empleaba apenas nada. Le anduvo bien al toro, tranquilo y con limpieza en los muletazos, y lo mató haciendo a ley la suerte suprema.

En el quinto Higares dibujó los mejores muletazos de la tarde. En los primeros compases de la faena, un trincherazo, un pase de la firma y uno de pecho, sentidos y templados, fueron celebrados como se merecían por olés más que justos.

Sergio Sánchez, que sustituía a Rafael Camino, que se está restableciendo de una cornada, estuvo voluntarioso toda la tarde. Banderilleó el torero navarro a sus dos toros con desigual fortuna, aunque prendió pares al quiebro de mérito, en especial uno que ejecutó sentado en una silla. Un quite por chicuelinas ceñidas en su primero tuvo color. En el sobrero, Sergio Sánchez no terminó de acoplarse a la casta del toro, que fue complicándose y acabó por hacerse en buena medida dueño de la situación en la arena.

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