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El electorado pasa factura a la clase política por el favoritismo y la corrupción

Enric González

Los electores parisinos pasaron ayer factura por los favoritismos y las prácticas corruptas a que la mayoría gaullista se ha acostumbrado. Jean Tiberi, el alcalde que el ahora presidente de la República,Jacques Chirac, dejó como sucesor, ganó la alcaldía. Pero pagó por los pisos municipales de que disfrutan sus dos hijos y por las viviendas a precio reducido concedidas al propio Chirac, al primer ministro Alain Juppé y a otros militantes y simpatizantes gaullistas.

Tiberi, que acudió a las elecciones con los 20 distritos bajo su control, perdió seis de ellos. "No es un gran resultado", admitió, aunque culpó de su pérdida de votos al Frente Nacional (FN) de Jean-Marie Le Pen, y no a las denuncias contra su política de vivienda.

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La corrupción también fue un factor determinante en la victoria del FN en Tolón. La clase política del departamento del Var, donde se encuentra la ciudad, está diezmada por los procesamientos.

El ex presidente regional, Maurice Arreckx (liberal) acaba de salir de la cárcel, y varios dirigentes locales permanecen bajo sospecha de haber participado en el asesinato de la diputada Yan Piatt, cometido en marzo del año pasado por matones a sueldo.

Tolón está muy por encima de la media francesa en desempleo, criminalidad y especulación inmobiliaria. El partido de Le Pen ha aprovechado el descrédito de la derecha convencional y la casi inexistencia de la izquierda, y se ha presentado a los electores como el partido de la honradez, y la renovación.

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