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TERROR EN EL CÁUCASO

El defensor de los derechos humanos despierta el odio

El acuerdo entre el primer ministro Víctor Chernomirdin y Shamil Basáiev, en esencia, es la fórmula que el defensor de los derechos humanos Serguéi Kovaliov había propuesto al comandante checheno, que la aceptó, y que el sábado trató inútilmente de hacer llegar al jefe del Gobierno. Pero en Budiónnovsk, paradójicamente, esto se ignora. Más aun, el odio hacia Kovaliov es grande y lo comparten tanto la Administración local y provincial como la población.

"¡Abajo Kovaliov!, que se vaya donde su amigo [Dzhojar] Dudáiev [el líder secesionista checherio]", gritaba enardecida la gente ante la sede de la alcaldía de Budiónnovsk, donde el grupo de defensores de derechos humanos tiene su sede y desde donde el mismo Kovaliov acababa de salir con destino al hospital.

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Además del grupo de Kovaliov, integrado por cinco diputados de las organizaciones reformistas Opción de Rusia y Yavloko, a Budiónnovsk han llegado otras delegaciones parlamentarias como la del internacionalista Partido Liberal Democrático, con su líder, el ultra nacionalista VIadímir Zhirinovski, y el parapsicólogo Alexandr Kashpirovski. Ambos buscan aumentar su capital político con vistas a las próximas elecciones de diciembre. Por último, ayer llegó Stanislav Goborujin, el conocido cineasta dirigente del Partido Democrático de Rusia y jefe de la comisión parlamentaria que investiga la guerra de Chechenia.

"No vengan, por favor"

"Señores diputados: no vengan, por favor, ustedes no hacen más que empeorar la situación", declaró en una intervención televisiva el gobernador de la provincia de Stávropol, Evgueni Kuznetsov.Entre la multitud que se había concentrado ante la alcaldía había numerosos cosacos que habían venido a protestar por la pasividad de las autoridades locales y por la confiscación de las armas con las que defendían sus aldeas. "¡Es el colmo! Me quitaron mi rifle y me esposaron como a un asesino", explica el atamán (jefe) de los cosacos de la aldea de Proskovieia. "¡Que nos den armas para defendernos y acabar con esos canallas de los chechenos!", gritan otros.

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Éstos son los ánimos que preocupan a Evgueni Pismeni, vicegobernador provincial, que se encuentra en Budiónnovsk tratando de garantizar el funcionamiento, de la aterrorizada ciudad. "Vivíamos en paz y amistad con todos los otros pueblos y particularmente con los chechenos, pero desde que Dudáiev subió al poder las cosas comenzaron a ponerse tensas. Ahora no sé lo que sucederá si hay más víctimas entre los rehenes. Temo que no podremos ya controlar a parte de la población y que algunos quieran tomar represalias por su cuenta. Es una perspectiva terrible, porque si comienzan los enfrentamientos interétnicos todo arderá en la región", señaló Pismeni.

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