_
_
_
_
_
Tribuna:LAS VENTAS
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Incapaces de cortar las orejas

Críe usted novillos encastados para esto. Críe usted unos novillos encastados, bonitos de estampa, seriecitos en lo que cabe para su edad, noblotes, embestidores y humilladores, para que unos novilleros en estado de merecer no sean capaces de cortarles las orejas. Por eso uno no es ganadero, que si no...La ganadería de los novillos encastados se llama Palomo Linares, manda allí (que se sepa) el matador del mismo nombre que fue figurón del toreo, y está sacando a la plaza de Madrid unos toros y novillos interesantísimos. Los toros y los novillos de Palomo Linares siempre tienen algo que decir (para ser más exactos: algo que mugir) y si dan juego en la arena mientras a la afición gustan y divierten es porque les luce la casta.

Palomo /Triana, Canales, Mora

Novillos de Palomo Linares, bien presentados y encastados.Domingo Triana: estocada corta caída y rueda de peones (ovación y salida al tercio); pinchazo, estocada atravesadísima que asoma, rueda de peones -aviso-, pinchazo, estocada corta atravesada trasera y descabello (silencio). Canales Rivera: pinchazo perdiendo la muleta y estocada trasera (aplausos y también protestas cuando saluda); estocada pasada tendida (aplausos y también protestas cuando sale a los medios). Eugenio de Mora, nuevo en esta plaza: estocada atravesadísima enhebrada, tres pinchazos, estocada baja y rueda de peones (silencio); dos pinchazos y media perpendicular escandalosamente trasera (aplausos y también algunos pitos cuando sale al tercio). Plaza de Las Ventas, 18 de junio. Media entrada.

¿No se anda quejando el taurinismo de que desapareció la casta? Pues ahí tiene una muestra de todo lo contrario: reses de lámina impecable, seriedad la debida, pitones sin exagerar, fuertecitos para no caerse (uno sólo se cayó: una vez), prontos y codiciosos al cite provocador, suaves al embestir.

Cuatro de éstos hubo en la tarde, les correspondieron a Domingo Triana y Canales Rivera, y no tuvieron mejor ocurrencia que torearlos como si fueran la tonta del bote (y Las Ventas, la plaza de Benidorm). Quiere decirse, que se situaban excéntricos respecto a la vertical del toro, lo embarcaban en líneas paralelas, al rematar los pases escapaban por la hipotenusa.

Lamenta uno recurrir a la geometría para evitar el término que acuñaron los revisteros antiguos y parece caer tan mal -fuera de cacho-, pues ingeniar circunloquios constituye una pesadez. Aunque, en realidad, las faenas de muleta de Domingo Triana y Canales Rivera fueron puro circunloquio. Con lo directo y lo meritorio que resulta cruzarse con el toro, traérselo toreado, embarcarlo fino, rematar y ganarle terreno para que el siguiente pase surja hondo y sin solución de continuidad. Pues ni por ésas.

El público protestaba los alivios injustificados de ambos diestros y parecía que las reconvenciones les estimulaban para acentuar el toreo con el pico y fuera de cacho (la excéntrica, la paralela, la hipotenusa, se quiere decir). Luego, muerto el toro, se ponían dignos. Canales Rivera hasta adoptó una actitud desafiante y haciendo caso omiso de quienes pitaban, se fue a los medios a saludar a quienes le aplaudían, que tampoco eran muchos.

No es muy seguro que eso sea casta torera. La casta torera se demuestra toreando. Por ejemplo, según el mismo Canales hizo con el capote -largas cambiadas, una a porta gayola, verónicas, galleo por chicuelinas, chicuelinas a pie quieto... Y comprobaría entonces que, lejos de pitarle, el público le aplaudía con calor.

La afición de Las Ventas es -según confesión de parte: que se lo pregunten, si no a los conspicuos- de quien lo hace. O, por lo menos, de quien lo intenta. Fue el caso de Eugenio de Mora, que pareció poco placeado pero estuvo voluntarioso con sendos novillos reservones. Las carencias técnicas se les perdonan en Madrid a quienes empiezan (para eso son novilleros); no a los que desperdician unos novillos de ensueño y los torean desde la Patagonia. Como si ya tuvieran ganados dos cortijos en Eré, tres fincas de regadío.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_