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Tribuna
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Irresponsables

El endeudamiento de Cataluña es mayor que el de cualquier otra comunidad, dice la estadística del Banco de España que publicaba este periódico el lunes pasado. Asimismo, y según esos datos, la deuda de las autonomías crece el doble que la deuda de la Administración central. Se trata de una noticia formidable y preocupante. Todos los analistas coinciden que el déficit público es el principal problema de la economía española. Una y otra vez, el ministro de turno, ahora Solbes, debe dar explicaciones por ello. Explicaciones que, lógicamente, le corresponden. Pero no por entero. Una de las peculiaridades más sensacionales del Estado construido a partir de 1978 es que los gobiernos autonómicos han conseguido practicar una política que evita, sistemáticamente, dar cuentas sobre su gasto. Son gobiernos que no recaudan directamente y que en el imaginario irectamente colectivo español no son responsables. Es decir, nadie les pide explicaciones sobre las penurias sociales, ni sobre el aprieto impositivo. Ni sobre lo que dan, ni sobre lo que quitan. Gestionan billones: Influyen decisivamente sobre innumerables aspectos de la vida cotidiana de todos los ciudadanos. La experiencia descentralizadora del Estado español es una de las más intensas del mundo. Y sin embargo, a la hora de la exigencia de responsabilidades éste es el Estado más centralista del universo: la responsabilidad es sólo una y bien identificable. Cada uno conoce su casa. No sé, por tanto, como habrán gastado gallegos o valencianos. Pero en Cataluña esa deuda se ha ido en televisión y en burocracia: después de 15 años esos do5 asuntos alientan el llamado hecho diferencial. Naturalmente, ni uno sólo de los presidentes autonómicos ha contestado al informe del Banco de España. No debe de ir con ellos. Ya saldrá el resignado Solbes, que tiene cara de déficit.

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