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Misión cumplida

Antonio Caño

El presidente Bill Clinton puede 'presumir, por ahora, de haber apostado por una operación en la que muy pocos creían en Estados Unidos. La intervención norteamericana en Haití en otoño del año pasado sirvió para restaurar la democracia de forma pacífica, expulsar al exilio a los dictadores. y crear mínimas condiciones de estabilidad. Todo ello con un solo muerto, del lado norteamericano.

Estados Unidos empujo a varios países para la constitución de un crédito de más de mil millones de dólares (unos 128.000 millones de pesetas) que, según la firma Ross-Robinson, que representa los intereses del Gobierno de Haití en Washington, han servido para alimentar a un millón de haitianos por día, prestar asistencia sanitaria a dos millones y para vacunar al 99% de los niños de Puerto Príncipe.

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La democracia en Haití, un castillo de naipes

"Creo que es justo reconocer que nuestra misión está teniendo éxito", opina Samuel Berger, viceconsejero nacional de Seguridad de la Casa Blanca.

Los haitianos se lamentan, sin embargo, de que las tropas de Estados Unidos -que llegaron a formar un contingente de 21.000 hombres durante algunos meses no hayan, sido empleadas también en la construcción de, carreteras, escuelas y hospitales.

Todo eso ha quedado en manos de la generosidad extranjera, que sólo funciona a veces -como en el caso de los corresponsales que pusieron dinero para la creación de un colegio, que ya está en marcha-, pero a veces no: el Gobierno de Japón ha amenazado con retirar su contribución al crédito internacional.

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