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Sólo diez divisas estarán en la recta final de la moneda única

El proyecto de conseguir una moneda común prevé, en teoría, la participación de los 15 Estados miembros que forman parte de la Unión Europea (UE). Pero el Tratado de Maastricht fija una serie de condiciones para acceder a la moneda única a partir de 1997 o en 1999, a más tardar. La necesaria participación en el Sistema Monetario Europeo (SME) dos años antes de dar el salto ya reduce la cifra a 10 divisas. Italia y el Reino Unido se han salido del SME en 1992. Grecia y dos de los nuevos miembros (Finlandia y Suecia) siguen sin participar en el mecanismo de cambios.

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España incumplió en 1994 todos los criterios de convergencia

La reciente devaluación de la peseta reduce las candidaturas a nueve divisas al impedir que España participe en enero de 1997 a la moneda única al romper uno de los requisitos: el de la estabilidad cambiaria durante dos años, como mínimo, antes de dar el salto. Pero este criterio no es el único. A finales de 1996 se necesitan al menos ocho estados miembros (la mitad más uno) que cumplan los cuatro criterios de convergencia: déficit público inferior al 3% del PIB, nivel máximo de deuda en un 60%, inflacion y tasa de interés moderadas.De cara a la Conferencia Intergubernamental (CIG) de 1996 encargada de modificar el Tratado de la Unión existe un pacto implícito de no modificar estos criterios: endureciéndolos, flexibilizándolos, o añadiendo uno más como el de la tasa de paro. Se trata de no abrir una "caja de Pandora" de incalculables consecuencias. Queda la interpretación política que harán los Quince a finales de 1996 para determinar si una mayoría de estados miembro, la llamada "masa crítica", cumple los criterios.

La situación actual no es nada halagüeña ya que sólo un estado miembro, además el más pequeño, respeta los cuatro criterios: Luxemburgo. El resto -salvo Grecia, que no cumple ninguno de los requisitos- está en una situación que se aproxima a la convergencia nominal, aunque debe realizar esfuerzos importantes. Sobre todo en cuanto a déficit presupuestario se refiere: en 1994 -todavía no se habían incorporado Austria, Suecia y Finladia- diez Estados miembros han sido sometidos al nuevo procedimiento de déficit excesivo. Solamente Luxemburgo e Irlanda se salvaron.

La situación por estado miembro es la siguiente:

Bélgica. Su único problema es una deuda pública que alcanza el 140% del PIB. El Gobierno de Jean-Luc Dehaene adelantó las elecciones al 21 de mayo para preparar un nuevo programa de convergencia, pero es imposible que consiga situar su deuda en un 60% del PIB en dos años.

Dinamarca. Su deuda alcanza el 78% del PIB. El objetivo es realizable, pero el país dispone de una cláusula de opting out que le permitirá renunciar en el último momento.

Alemania. Salvo desviaciones de última hora, podrá cumplir los criterios en el plazo previsto. Alemania defenderá una interpretación estricta de los criterios antes de renunciar al todopoderoso marco.

Francia. El actual Gobierno de Balladur también confía en llegar a tiempo a la primera cita. Es el país con mejor comportamiento en estabilidad de precios, aunque su déficit supera el máximo.

Grecia. No respeta ninguno de los criterios, teniendo además. una deuda que duplica el porcentaje máximo. No participa en el SME y no tendrá la oportunidad de dar el salto en 1997.

Reino Unido. Al igual que Dinamarca también dispone de una cláusula de opting out. Supera ligeramente el tope establecido de deuda pública y duplica el máximo del 3% de déficit.

Irlanda. Uno de los cuatro países que mayores esfuerzos ha realizado. Sobre todo para reducir su deuda pública, una disminución del 20% en 8 años, hasta situarla en el 89% del PIB.

Italia. No forma parte del SME, al salirse del sistema en 1992, lo que le impide participar en 1997. Su deuda duplica el máximo y su déficit lo triplica.

Luxemburgo. Ejemplo de ortodoxia en convergencia nominal. Podría participar en la moneda única desde hoy mismo, aunque difícilmente lo podrá hacer solo.

Holanda. El florín está ligado al marco y es considerado como una de las monedas del núcleo duro. Tiene un déficit del 6%, duplicando este criterio. También deberá reducir en tomo a 20 puntos su deuda de aquí al 1997.

Portugal. Deuda, déficit e inflación son los tres criterios que deberá mejorar. La devaluación del escudo no le impide intentarlo, ya que fue pedida por España.

España. Tendrá que reducir a la mitad el actual déficit y controlar el aumento de la deuda pública, que subió 6 puntos en 1994 con respecto a 1993 le situó ligeramente por encima del tope del 60% fijado. Con la devaluación, la peseta perdió su oportunidad de incorporarse en enero de 1997 a la moneda única. De cumplir los criterios en 1997 podría entrar en marzo de 1997.

Austria. Ingresó en la UE el pasado 1 de enero y podrá cumplir en 1997, aunque tendrá que reducir deuda y déficit.

Finlandia. Mantiene un diferencial de 10 puntos con el criterio de deuda pública. Deberá reducir su déficit.

Suecia. Nuevo miembro desde enero, deberá realizar un esfuerzo importante para reducir su deuda del 78,9% del PIB.

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