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FIN DE UNA HUIDA

El Gobierno cree que las acusaciones de Roldán se detendrán en Vera

Luis R. Aizpeolea

El Gobierno cree que el posible torrente de acusaciones que haga Luis Roldán ante la juez Ana Ferrer no arrastrará a nadie. La marea se detendrá, según las fuentes gubernamentales consultadas, en el secretario de Estado para la Seguridad, Rafael Vera, encarcelado por su relación con el caso GAL. El Gobierno desconoce la documentación que pueda tener el ex director de la Guardia Civil aunque, según las mismas fuentes, no será gran cosa. "Todo lo que tenía que decir ya lo dijo y además tendrá que probarlo", señaló ayer un ministro.El ministro de Interior y Justicia, Juan Alberto Belloch, abandonó su despacho de la calle de San Bernardo, y se trasladó al de su secretaria de Estado de Interior, Margarita Robles, en Castellana 5, para seguir de cerca las noticias de la detención y traslado de Roldán a España la tarde del lunes. Belloch acompañó a su viceministra hasta la una de la madrugada. A esas horas, el vicepresidente del Gobierno, Narcís Serra, compartía mesa con sus colaboradores en un conocido restaurante madrileño para festejar la noticia de la detención del ex director de la Guardia Civil. Así terminaban Belloch y Serra una tarde en la que el contacto había sido permanente con el presidente del Gobierno, Felipe González y el ministro de la Presidencia, Alfredo Pérez Rubalcaba.

Luis Roldán, en las declaraciones que realizó una vez fugado, acusó al vicepresidente del Gobierno, Narcís Serra, de encargar el espionaje del entonces encumbrado banquero Mario Conde -el famoso informe Crillon- y arremetió contra Rafael Vera por uso ilegítimo de los fondos reservados.Desde el Gobierno aseguraban ayer que Serra no estaba preocupado por las acusaciones que Roldán hizo contra el vicepresidente del Gobierno. Esa historia está ya amortizada con la posterior detención de Conde y por la falta de pruebas, dijeron ayer las mismas fuentes.

Otra cosa son los fondos reservados. La necesidad de Roldán de encubrir el cobro de comisiones ilegales, verdadera causa de su enriquecimiento ilícito, con la extensión de responsabilidades a otros altos cargos de Interior por la utilización ilegítima de fondos reservados, así como su animadversión personal hacia Vera, son los argumentos que explican la hipótesis del Gobierno de que el fugado tratará de implicar al ex director de la Seguridad del Estado. Desde el Gobierno, no se descarta que se dispare más alto: contra el ex ministro del Interior, José Luis Corcuera, pero se cree menos probable.

Era ésta la sombra dentro del clima general de euforia que se seguía respirando ayer desde el Gobierno y el PSOE. El secretario de Organización socialista, Ciprià Ciscar, intervino inmediatamente después del ministro de Justicia e Interior, Juan Alberto Belloch, para poner el acento en que la detención de Roldán desvanece las declaraciones de los dirigentes del PP de que no existía ningún interés en el Gobierno por encontrar a Roldán. "Parece que a los dirigentes del PP les molesta esta detención porque les quita un motivo de tensión permanente", dijo ayer Ciscar.

Pero desde el Gobierno se otorgaba ayer especial relieve a la recuperación de la credibilidad ciudadana en las instituciones democráticas, que había quedado por los suelos cuando Roldán se fugó en abril del año pasado. El Gobierno trató ayer de poner de relieve, a través de su ministro con mayor credibilidad social, que el cambio sobre el cambio no ha muerto, pese a la cadena de escándalos del último año.

Si quedaba alguna duda de que Belloch y su equipo, afectados por la cadena de escándalos, pudieran seguir los pasos de la dimisión de otros jueces como Baltasar Garzón y Ventura Pérez Mariño, ayer quedó despejada, al menos por el momento.

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Belloch estuvo ayer al sus anchas en su papel de salvavidas del Gobierno de Felipe González. El ministro justifica su presencia en el Gobierno por hechos como la detención de Roldán, la reciente aprobación de la Ley del Jurado o una reforma policial, que aunque tardía, empieza a dar fruto.

Ayer se valoraba la detención de Roldán desde el Gobierno como una prueba positiva de la reforma policial que ha realizado Belloch. Han sido miembros de la Policía Nacional los que han detenido al ex director de la Guardia Civil sin que haya supuesto una desmoralización en el cuerpo que dirigió Roldán. La reciente desarticulación del comando Barcelona de ETA por la Guardia Civil se considera desde el Gobierno como una prueba de que la reforma de Belloch funciona también en este frente.

Por su parte, el presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, señaló ayer antes de partir hacia el Reino Unido, que la detención de Roldán es una buena noticia "porque demuestra que las instituciones y los instrumentos del Estado funcionan, porque es bueno un delincuente sea detenido y porque desmiente las acusaciones de que el Gobierno no tenía interés en capturar la prófugo".

El líder de Unió, socio minoritario de CiU, Josep Antoni Duran, recomendó por su parte al Gobierno que no utilice la detención del ex director general de la Guardia Civil a modo de "propaganda" ni como pretexto para "obviar sus responsabilidades".

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