"He cometido errores, pero no me he perdido"
Desde el año pasado, el general Wojciech Jaruzelski comparece ante una comisión del Parlamento polaco que dilucida su responsabilidad y la de sus colaboradores en la declaración de la ley marcial en 1981. Duró año y medio, murieron 13 personas y abrió una espita al cambio. El ex líder comunista, de 72 años, habla deprisa y firmemente y sus ojos enfermos siguen precisando de aquellas gafas oscuras que daban miedo. Su escaso pelo gris está cortado casi a cepillo.Cree que su comparecencia es un procedimiento grotesco, que durará unos meses más y que acabará en la anulación del asunto, "instigado en 1991 por un partido de extrema derecha". Jaruzelski, que ha vendido en dos años 300.000 ejemplares de su libro Ley marcial, por qué, asegura que el prestigio del Ejército polaco permitió proclamar entonces un estado de excepción blando, "un mal menor, aunque para muchos muy doloroso, ante lo que habría significado una guerra civil o una intervención extranjera... Ustedes los españoles lo saben muy bien".
El ex presidente afirma que "la vida ha demostrado que los principios del socialismo real eran utópicos", pero cree que "con el sistema hubo logros duraderos que la gente reconoce hoy". Juzgando la situación actual, opina que "hay ambiciones personales, como siempre en Polonia, pero, aunque zigzagueamos, vamos por un camino ancho". A Walesa le debe respeto como ciudadano polaco, dice, y le reconoce méritos históricos e instinto político, pero no todo lo que hace le gusta, "y le deseo que no se desvíe del camino democrático por el que luchó".
"No soy un loco que no sepa que cometí errores", concluye sobre su propio papel. "Soy un viejo soldado que ha recorrido en 40 años un camino difícil. He errado, pero no me he perdido. Y querría que los polacos me guardaran en su memoria como alguien que hizo algo útil".
