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El arquitecto italiano Renzo Piano, premio Erasmus 1995

El arquitecto italiano Renzo Piano ha sido galardonado con el Premio Erasmus 1995 por la calidad y originalidad de su obra, según hizo público ayer la Fundación Erasmus en Amsterdam. El premio, dotado con unos 25 millones de pesetas, reconoce cada año a una persona o institución que haya realizado una aportación excepcional a Europa en materia cultural, en las ciencias sociales o exactas.En un comunicado, la Fundación Erasmus señala que Piano ha realizado "una contribución fundamental y original al arte de la construcción moderna", al tiempo que destaca Ia dimensión humana y social de la arquitectura".

Renzo Piano (Génova, 1937) saltó a la fama con Richard Rogers, cuando ambos ganaron, allá por 1971, el concurso para el Centro Pompidou. Tras este afortunado y polémico éxito, el estudio Piano-Rogers se disolvió por falta de trabajo. Piano volvió a su Génova natal para, según él, "reflexionar y reencontrar sus raíces". Sólo con la llegada de los años ochenta volvió a recuperar una actividad marcada por el éxito internacional. Éstos fueron los años del pabellón itinerante para IBM y del museo para la Menll Collection, en Houston (Tejas); unos anos gloriosamente coronados en 1988 por su triunfo en el concurso para el aeropuerto de Ransal, en Osaka, una de las obras emblemáticas de los noventa.

Labor de equipo

A sus 57 años, Piano aprecia sobre todo el trabajo en silencio y la labor de equipo, algo fácil de relacionar con su pasión por el mar. Estudió en Florencia y Milán, donde empezó a trabajar con Franco Albini. Conoció en París a Jean Prouvé, el gran constructor que inspiró buena parte del espíritu de la arquitectura denominada high tech; en Londres, a Frei Otto, especialista alemán en estructuras a base de membranas tensadas, y en Estados Unidos, a Louis Kahn. En 1970 visitó Japón para montar el pabellón de la industria italiana en la Expo de Osaka.

Además de sentirse un auténtico ciudadano del mundo, y además de su pasión por el mar y de su afición a los puros, la otra gran devoción de Renzo Piano es la ingeniería o, para ser más explícitos, el espíritu científico de la ingf-niería.

Etiquetado, para su pesar, como arquitecto high tech, Piano siempre se ha negado a aceptar tal calificativo como un rasgo estilístico. En realidad, su postura es más bien una combinación de disciplina científica y conocimiento humanístico. Quiere usar la técnica más avanzada para configurar un ambiente más agradable para la vida. Pese a su aparente cualidad industrial, casi todos sus edificios son obras de artesanía, sólo que ahora la artesanía cuenta con nuevos materiales que pueden hacer realidad soluciones constructivas que se inspiran en la naturaleza.

Piano afirma que "hacer arquitectura" es simplemente una cierta manera de "hacer cosas", y que la doble capacidad del hombre para pensar y hacer se concreta en su caso en "hacer mientras piensa". Este sencillo razonamiento parece una simple justificación de algo que se siente y no se puede explicar: la pasión de construir.

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