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El presidente de Estados Unidos acepta la dimisión del director de la CIA

El presidente Bill Clinton aceptó ayer, "con pesar" la dimisión del director de la CIA, James Woolsey, y subrayó sus méritos en la modernización de la Agencia Central de Inteligencia. Woolsey, de 53 años, no ofreció explicaciones sobre su decisión de volver al sector privado; sólo destacó que "la labor de contraespionaje sigue siendo vital para la seguridad nacional". La dimisión provocó sobresalto más que sorpresa, porque no constituyen ningún secreto las tensas relaciones del director de la CIA con la Casa Blanca y el Capitolio, empeoradas en los últimos meses por el escándalo del espía Richard Ames. Ni Clinton ni Woolsey mencionaron en sus comunicados el caso Ames.

El presidente Clinton señaló que Woolsey ha tomado importantes iniciativas para "mejorar el funcionamiento de la agencia, la calidad de sus análisis y de sus actuaciones y para corregir errores de seguridad en el área de la contraespionaje". Uno de estos errores, la actividad del topo Ames, ha dañado irreparablemente la trayectoria de Woolsey.

Sin embargo, las suaves medidas de disciplina aplicadas por James Woolsey contra los responsables de Ames enfurecieron a los senadores del Comité de Inteligencia, que a principios de noviembre aprobaron un informe en el que consideraban que el caso era el más dañino de la historia para la seguridad nacional de Estados Unidos.

A pesar de los elogios de Clinton, funcionarios de la Casa Blanca y del Departamento de Estado han criticado en varias ocasiones, errores de análisis de la CIA en Rusia, Corea del Norte, Haití y Bosnia. Los congresistas, por su parte, no apreciaban la insistencia de Woolsey en mantener secreto el presupuesto total de la CIA ni su empeño en dotar a la Agencia de un costoso programa de satélites de espionaje.

Gratitud al KGB

Aldrich Ames, el más valioso infiltrado que los rusos han tenido nunca dentro de la CIA, cree "posible" que haya más agentes dobles dentro de la organización. Es, además, un hombre agradecido. En una entrevista con la cadena CNN, el famoso espía condenado a cadena perpetua por traición a su país manifestó "respeto" y "gratitud" a los mandos del antiguo KGB, que le pagaron dos millones de dólares (264 millones de pesetas) a cambio, entre otros servicios, de descubrir la identidad de 12 agentes norteamericanos en las filas del servicio secreto de la URSS. Esos agentes fueron posteriormente ejecutados.Ames contó que en todo momento fue bien tratado por sus contactos soviéticos, que siempre hicieron lo posible por ayudarle y protegerle. "Eran buena gente, trabajadores duros con los que había respeto mutuo y hasta un poco de cariño", declaró el superespía.

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La entrevista, emitida el martes, ofrece un Ames sereno, perfectamente consciente del trabajo que realizó y con el único dolor de verse para siempre separado de su mujer y su hijo. Ella cumplirá cinco años en prisión antes de reunirse con el niño, que vive actualmente junto a sus abuelos maternos en Bogotá. Rosario Ames, que fue cómplice de su marido durante varios años, consiguió una sentencia reducida a cambio de la colaboración prestada en la investigación.

La emisión de esta entrevista coincide con una fuerte campaña en EE UU sobre los fallos detectados en los últimos años en la CIA. El ex presidente George Bush, que fue director de esa agencia entre 1976 y 1977, envió el martes tina carta a la CNN en la que decía estar "harto del acoso a la CIA" y criticaba a la gente que utilizaba el caso de Ames para dañar la credibilidad del servicio secreto de EE UU.

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