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La impaciencia de Líster

El autor, cónsul adjunto en París, en 1977, relata como se le concedíó a Líster un pasaporte que, previamente y sin que se sepa todavía por qué, se le había denegado.

A comienzos de 1977 llegué destinado a París como cónsul adjunto. Vivía nuestro país los la transición política, y en las embajadas y consulados de España en el extranjero la transición exigía normalizar la situación jurídica de los numerosos compatriotas exiliados.A comienzos de 1977 ya se había resuelto favorablemente la situación de la mayoría de los exiliados famosos. En París tan sólo recuerdo haber tenido que intervenir en la normalización de la situación de Ventura Gassols, el lehendakari Leizaola y, sobre todo, en la de Enrique Líster.

Líster había presentado su solicitud de pasaporte en agosto de 1976. Tramitada a la Administración central, le había sido denegada junto con la de otros cinco españoles más.

El 23 de mayo de 1977, Líster se presentó en mi despacho para reclamar su pasaporte español. Tenía entonces ya 70 años, pero apenas aparentaba los 60. Corpulento, con voz atronadora, no había perdido ni un ápice de la energía del viejo luchador retratado en los libros de historia. Consultado el servicio correspondiente, le respondí que no habíamos recibido ninguna respuesta del Ministerio de Asuntos Exteriores a su solicitud. Me apremió enérgica pero cortésmente, recordándome que 38 años de exilio eran ya muchos años y que estaba impaciente por regresar a España y participar activamente en la nueva situación política. Le comuniqué que enviaríamos un nuevo telegrama al ministerio insistiendo en su exigencia. Hablamos des-pués, más relajadamente, de nuestro común origen gallego.

A los pocos días me remitió una proclama que había hecho pública el Comité Central del Partido Comunista Obrero Español (PCOE), su partido, en la que, tras dar cuenta, correcta y verídicamente, de nuestra entrevista, se conminaba al Gobierno a expedir sin demora el pasaporte a Enrique Líster. "El Gobierno trata de debilitar, dividir y mantener en el ostracismo a una parte importante de la izquierda española y en la emigración a una de las personalidades políticas más representativas de estas fuerzas", decía el comunicado, entre otras cosas. Todavía pasaron algunos meses hasta que recibirnos la autorización para expedir el pasaporte a Líster, que le entregué yo personalmente, creo recordar que en octubre de aquel mismo año 1977.

Nunca he sabido las razones de aquellas demoras de varios meses. Quiero creer que pudo deberse a dos curiosos problemas burocráticos: la duda de si Líster conservaba la nacionalidad española, pues se decía que había adquirido la soviética, y el nombre al que debía expedirse el pasaporte, pues, al parecer, Enrique Líster no era el que figuraba inscrito en el Registro Civil. (Y, sin embargo, qué duda podía caber sobre su españolidad, y qué otro nombre podría dársele, sino aquel con el que era universalmente conocido ... ).

Lo cierto es que el día en que entregué el pasaporte a Enrique Líster, en París y ausente de España desde antes de la muerte de Franco, tuve conciencia clara de que en nuestro país las cosas habían definitivamente cambiado.

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Santiago Martínez Lage diplomático excedente, fue cónsul adjunto de Espafia en París entre 1977 y 1981.

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