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Los socialistas cierran el paso al PP para la presidencia de Cantabria

Los socialistas cántabros cerraron ayer el paso a José Luis Vallines, del Partido Popular, para convertirse en presidente del Gobierno de Cantabria. El Grupo Socialista votó en contra de la investidura de Vallines en el Parlamento regional y anunció que hará lo mismo en la votación convocada para mañana. Entretanto, Juan Hormaechea, condenado por prevaricación y malversación, sigue como presidente en funciones.

Vallines perdió la votación, en que debía superar el listón de la mayoría absoluta, por 13 votos a favor -9 de su grupo. y 4 de la Unión por Cantabria, escindidos del PP y luego de Juan Hormaechea- frente a 23 votos en contra, 16 del PSOE y 7 del partido fundado por Hormaechea. Éste permaneció ausente. Se abstuvieron los dos regionalistas. En la votación de mañana, Vallines necesita conseguir la mayoría simple, pero no es previsible que lo consiga.En su discurso, Vallines prometió formar un "Gobierno que gobierne, sin dejarse guiar por aptitudes partidistas, con imaginación y valentía" para conducir la región hasta que se celebren las elecciones autonómicas el próximo mes de mayo.

El candidato popular apeló a la "generosidad política" de los socialistas y calificó de poco coherente que habiendo renunciado el PSOE a presentar un candidato optase ahora por "cerrar la posibilidad de que otros lo intentemos".

El secretario regional del PSOE cántabro, Jaime Blanco, replicó: "Ha dicho que pretende poner la primera piedra de un nuevo edificio, cuando llevan 12 años colocándola, y ya es hora de que esté puesta y el edificio inaugurado".

Dionisio' García Cortázar, portavoz del partido de Hormaechea, la Upca, criticó el discurso de Vallines, que calificó de "desilusionante" y de "sermón dominical para atraer voluntades". El regionalista Miguel Ángel Revilla, estimó el discurso como "breve [duró 32 minutos], y conceptualmente positivo".

El presidente en funciones, Juan Hormaechea, que permaneció en su despacho, ausente del pleno parlamentario, manifestó a este periódico que si el 23 de enero -fecha en que se cumple el plazo estatutario de dos meses para el nombramiento de su sucesor- no hay nuevo presidente, él dimitiría como diputado y cesaría automáticamente como presidente.

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