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LA LIDIA

Homenaje a Paco Camino

Deslucido y tedioso resultó el remedo de corrida en homenaje a Paco Camino por los triunfos obtenidos en esta plaza, por culpa de la mansedumbre del ganado. El festejo se salvó del fracaso por las ganas de cumplir que pusieron los diestros quienes, después del paseíllo, sacaron al maestro de Camas a dar la vuelta al ruedo y todos ellos le brindaron la muerte de un toro.Al que rompió plaza, Fernando Lozano le puso mucha voluntad pero no tuvo éxito por lo distraído, acobardado y peligroso medio recorrido del astado. Con el quinto no supo aprovechar la alegría y movilidad que al inicio del trasteo tuvo el burel ya que después se apagó y se paró. Inició su labor de hinojos, ejecutando muletazos valientes, pero si los hubiera realizado de pie hubiera logrado una interesante faena. El trofeo se lo otorgaron solamente por ejecutar la suerte suprema de frente pues para un sector del público fue una concesión graciosa.

Santo Domingo / Lozano, Garza, Gómez, Liria

Ocho toros de Santo Domingo presentables, débiles, descastados. Sobrero de Jesús Cabrera, rata, manso.Fernando Lozano: dos pinchazos y estocada delantera (silencio); estocada trasera (oreja protestada). Enrique Garza: dos pinchazos y estocada baja (silencio); tres metisacas y tres medias estocadas caídas (aplausos). Teodoro Gómez: media baja y tres descabellos (silencio); cinco pinchazos, estocada corta y seis descabellos mientra suenan dos avisos (abucheos); estocada (ovación y salida al tercio). Pepín Liria: pinchazo, media delantera tendida y descabello (silencio); media (oreja). Plaza de El Toreo (México), 19 de noviembre. Media entrada.

Con el segundo, Enrique Garza dejó tres pares igualados y en buen sitio. Tuvo detalles en su que hacer con la muleta pero lo aplomado y la anemia del adversario lo frenaron en su afán. Con el quinto, que tuvo recorrido incierto, destacó en un quite por chicuelinas y con los palitroques. Realizó un trasteo descompuesto para las galerías.

Teodoro Gómez tuvo que matar a su primer enemigo, un cojo que no pudo ser devuelto a los corrales por la ineficiencia de los cabestros y se vio apurado con el peligroso sobrero que lo sustituyó. Sin embargo, en el séptimo reaccionó y con resolución aprovechó la movilidad del morlaco y lo trasteó con decoro. En la suerte suprema se entregó.

El cuarto resultó ser un soberano manso, que sólo daba topes al engaño, y Pepín Liria abrevió con el medroso bicho corrido en octavo lugar, haciendo gala de oficio y firmeza, por lo que realizó un trasteo de mérito.

El espectáculo se alargó durante tres horas y media.

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