Mendiluce: "Basta ya de llegar tarde a los genocidios"
"Europa [la Unión Europea] es el mejor símbolo de política de prevención tras dos guerras mundiales", aseguró ayer en Madrid el eurodiputado francés Bernard Kouchner, uno de los principales impulsores del intergrupo Diplomacia Preventiva y Asistencia Humanitaria, creado por el Parlamento Europeo. José María Mendiluce, ex responsable del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) en la antigua Yugoslavia y eurodiputado español, fue rotundo: "Basta ya de llegar tarde a los genocidios".El intergrupo, registrado como Foro Europeo para la Prevención de Conflictos (FEPC), está compuesto por 120 eurodiputados de diversos partidos. El FEPC aspira a prevenir el estallido de conflictos en los 60 o 100 puntos de crisis potenciales y evitar matanzas como las de Ruanda. "Sabemos que la prevención es más complicada de ejercer por los Gobiernos porque ésta no es heroica", afirmó Kouchner., "En la prevención no hay cámaras de televisión ante las que obtener, réditos políticos", ironizó Mendiluce.
Francisca Sauquillo, eurodiputada socialista, y Pierre Pradier, independiente francés, acudieron a mediados de octubre a Burundi a la cabeza de una delegación del FEPC con el objetivo de evitar una nueva Ruanda. Se acordó con el Gobierno burundés el envío de observadores, el impulso de una conferencia interregional y la entrega de ayuda económica. Los eurodiputados quieren exportar ese modelo preventivo a Cuba, Cáucaso y Kurdistán.
Koucliner sostiene la necesidad de crear un ejército de los derechos humanos por continentes (africanos para África, etcétera) que es consecuente con la Carta de las Naciones Unidas. "En la actualidad hay 150.000 cascos azules en diversas misiones de paz", dice Kouchner, "pero carecen de un, centro de mando en la ONU".
Mendiluce recordó que en los albores de la guerra de Bosnia, Alia Izetbegovic solicitó el despliegue preventivo de cascos azules. Mendiluce sostiene q ue de haberse hecho, se habría evitado posiblemente la guerra.
Los eurodiputados reconocen las dificultades: falta de voluntad política en los gobiernos europeos, escasez de instrumentos de poder del Parlamento y poca conciencia general.
