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Crítica:FLAMENCO
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Fandangos para Camarón

Este I Festival en recuerdo de grandes figuras desaparecidas fue dedicado a Camarón. Participaron en él cinco cantaores de una u otra manera muy ligados al mito de la Isla. Los cinco cantaron fandangos. Es un estilo tan legítimo como cualquier otro, pero resulta un poco descorazonador que cinco buenos cantaores de un mismo programa se entreguen a él con tal entusiasmo. Lo hicieron bien, por supuesto, en especial uno del Niño de la Calzá que cantó Rancapino con admirable jondura.Rancapino está en racha, cada actuación suya es una maravilla de flamencura y sentimiento jondo. Se encontraba, además, muy bien de voz, con lo que tuvo una especial brillantez ese cante suyo tan recogido en sí mismo, tan profundamente impregnado de esencias que ya se están haciendo raras en el cante.

I Festival flamenco en el recuerdo

Cante: Ana Peña, Duquende, Rancapino, Ramón el Portugués, José Mercé. Toque: Moraíto Chico, Juan Habichuela, Paquete Porrina, Manuel Parrilla. Percusión: Israel Porrina. Colegio Mayor San Juan Evangelista. 4 de noviembre.

Porque Rancapino es ejemplar de una raza de cantaores hoy, nos tememos, en trance de extinción, en que la voz no importa tanto como la forma de decir el cante, de sentirlo y transmitir ese sentimiento a la audiencia. Es el secreto de la comunión flamenca, de que cantaor y oyentes se impliquen en la misma vibración espiritual.

De esto hubo mucho en la noche del San Juan, pues con todos los artistas se estableció un clima de extraordinaria comunicación. José Mercé es otro cantaor que cala muy hondo en el cante y en quienes le escuchan. Dice cada tercio como desentrañándolo, como si en él se fuera a acabar para siempre el cante, y esto le lleva a trances sobrecogedores. En las siguiriyas, por ejemplo, que Mercé siempre hace con quejido tremendamente lastimero.

Ramón el Portugués está en una línea de buen cante en el que cuentan mucho el grito exasperado y el desgarramiento interior; es cantaor que se deja llevar, ahora más que nunca, por su tensión anímica y la sinceridad en la expresión. También sincera se mostró la utrerana Ana Peña, quien dio fe de una flamenquería de buen cuño; tiene poderío y lo expresa habitualmente en el grito pelao, con un precioso eco de voz.

Duquende continúa recordándonos a Camarón, aunque en ocasiones apunta una personalidad que debiera esforzarse en afirmar; Duquende tiene ya un núcleo de seguidores que le arropan con entusiasmo. Debiera aprovechar tan favorable coyuntura para crearse una identidad propia.

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