La náufraga francesa se niega a hablar con los medios de comunicación
Un mutismo absoluto envuelve la estancia de Louise Longo en el hospital Juan Canalejo, de La Coruña. Hoy se cumple el cuarto día desde su ingreso en el centro y la náufraga francesa mantiene su negativa a hablar con los periodistas y a dejarse fotografiar, aunque se ha comprometido a hacerlo sin fijar fecha.
Louise Longo tan sólo ha accedido a que sea reproducida en los medios de comunicación la foto de su pasaporte. La náufraga llevaba consigo su documentación y otros efectos personales que sacó de su yate cuando lo abandonó con su esposo y su hija. 15 días después fue hallada en una lancha neumática a la deriva. Era la única superviviente.La náufraga ya está plenamente restablecida de las lesiones que sufría, por lo que la preocupación de los médicos se centra en el aspecto psicológico de la paciente. Estaba previsto que esta mañana se le realizase una valoración psiquiátrica, al constatarse que Louise ya es plenamente consciente de lo ocurrido.
Ayer, Louise estuvo acompañada de su hijastro, Jerome Huyghe, hijo del primer matrimonio de su marido, Bernard, que pereció en el naufragio. El joven, de 22 años, se hubiera embarcado en el Jan van Gent con su padre y su madrastra de no estar cumpliendo el servicio militar. Jerome transmitió un nuevo dato que se contradice con la versión ofrecida inicialmente por Louise Longo: según el joven, su madrastra le aseguró que habían abandonado el barco porque no funcionaba el sistema electrónico. La razón por la que el matrimonio y su hija dejaron la embarcación a la deriva y se aventuraron en alta mar en una balsa salvavidas es un enigma para las autoridades de Marina. En principio, las posibilidades de supervivencia de la familia Fluyghes en un bote hinchable eran mucho menores que en el Jan van Gent.
Durante todo el día de ayer los aviones de búsqueda rastrearon infructuosamente la zona de la tragedia, sin que hasta el momento se haya encontrado el cuerpo de Gaella, la hija de cinco años de Louise.
