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Entrevista:

"Soy fiel a mis principios"

Rocío García

Su fama de raro le puede venir por su amargo pasado alcohólico, pero el William Hurt de ahora es un hombre atractivo y con ganas de agradar. El ganador del oscar por su interpretación de un homosexual en El beso de la mujer araña estuvo en el Festival de Cine de San Sebastián, donde presentó su último trabajo: Second best, la historia de un vulgar jefe de correos en un pueblo galés que sueña con ser padre y un niño maltratado por la vida, que dirige Chris Menges. Con un discurso un tanto espiritualista, William Hurt confiesa que sus filmes y sus interpretaciones siguen un principio pero no una forma. "Soy fiel a mis principios, porque me garantizan un recorrido lleno de imaginación, pero no escojo una fórmula de éxito, porque eso a mí no me basta", señala Hurt.

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Pregunta. ¿Cómo explica la ingenuidad del personaje que interpreta en Second best?

Respuesta. Creo que el principio de su viaje tiene que ver con el valor, un valor que él tiene y del que no es consciente. Él no sabe que es un ser humano grande; esto es algo que he observado en muchas personas, se conocen a sí mismas de manera muy casual y, de repente, es como si una burbuja surgiera del corazón.

P. ¿Se ha sentido a gusto en el cuerpo de un modesto jefe de correos en un pequeño pueblo de Gales?

R. Mi piel es mi piel. A la hora de trabajar me gusta mucho que se den dos circunstancias: creer en la intención del proyecto a realizar y tener fe en la forma en que se lleva a cabo. Nunca he aceptado un guión en el que no creyera.

P. ¿Es difícil el trabajo con un niño?

R. Depende de las circunstancias. Es difícil porque hay que ser muy responsable. Los niños no son artistas, pueden tener talento, pero uno no es un artista hasta que no sabe lo que está haciendo. Pero Chris Cleary Miles [el niño del filme] puede convertirse en un artista, porque tiene un enorme talento y una gran inteligencia. Pero lo más importante de todo esto, de lo que he hablado mucho con Chris Menges, es ser responsable con respecto al niño. Siempre es un riesgo; lo más importante es ser consciente de que la vida del niño es más importante que la película.

P. Da la impresión de que le molesta la fama.

R. Me molesta a veces que la gente que no me conoce crea que que me conoce, o sea, esta gente que no es responsable de su propia imaginación. Cuando alguien va a ver alguna película, el acontecimiento más importante está en la imaginación de la propia persona que asiste a ese espectáculo. El que sale en la pantalla no soy yo, es sólo una imagen de lo que quiero proyectar y de la forma que entiendo mi trabajo. Lo que me molesta es que la gente no se responsabiliza de su imaginación. En cierta manera proyecto sus sueños en algo que creen que yo soy y que es falso. Trabajo muy duro para explicar que mi trabajo es mi trabajo, y lo hago escogiendo una serie de temas y caracterizaciones que siguen un principio pero no una forma. Los principios me garantizan un recorrido lleno de imaginación, pero yo no escojo una fórmula de éxito, porque eso a mí no me basta.

P. ¿Qué recuerdos tiene de El beso de la mujer araña, que le valió un oscar?

R. Estoy muy orgulloso de este filme. Recuerdo que la gente solía preguntarme si me había resultado muy difícil, porque era un papel muy diferente a lo que yo había hecho. Para mí es mucho más fácil que me pidan que sea creativo, que enseñe mi imaginación y crecer como artista que me pidan que sea siempre la misma cosa todo el tiempo, solamente para que alguien gane dinero con ello. Lo dificil es que me pidan que me aburra, que ahogue mi talento y que me consideren como un mero producto, porque esto me limita toda mi energía. Cuando me piden que crezca, que me desarrolle, lo encuentro maravilloso, por eso estoy absolutamente orgulloso de El beso de la mujer araña.

P. Parece un actor que medita cuidadosamente a la hora de elegir. ¿Qué pide usted de un guión?

R. Le pido que me enseñe algo. A nivel instintitivo es como un eco, un reflejo, un sentimiento. Los instintos son primarios, pero hay que aprender a escucharlos, y de eso se trata en la vida. La inocencia se gana, la ingenuidad es un don, de manera que es como un sentimiento de compasión que normalmente se encuentra en la profundidad del personaje descrito, el que tiene dudas. Busco carácter, y con carácter quiero decir una mezcla de muchas cosas que se encuentran en la profundidad de los hombres. Busco algo con una dimensión mayor, con muchas facetas dentro del cuerpo humano. De manera que a mí no me emociona nada que explote una bomba en un filme. Eso me da miedo, mucho miedo. Ya sé que los seres humanos se pueden destruir a bombazos, pero lo que yo quiero saber es si pueden aprender a convivír, a estar juntos, y yo creo que sí, de manera que lo que debemos hacer es demostrarlo.

P. Al hil de esto, parece que sus filmes van a contracorriente de Hollywood, donde prima el cine violento y de acción. ¿Qué le parece este tipo de películas?

R. A mí no me gusta ir a ver una película para llevarme un susto para tener miedo. Quiero vivir, y por eso quiero irme de donde está ese espectáculo. Hace mucho tiempo que sé que ser valiente no consiste en estar ahí mientras a uno le están asustando. No tiene ningún sentido. Creo que es una pérdida de tiempo y dinero increíble, y la vida no es eso. Eso es el poder y el temor.

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