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JUICIO DE LA OPERACIÓN NÉCORA

La Audiencia no quiso "pensar mar" del patriarca de los 'Charlines'

La decisión más criticada y controvertida de la sentencia de la Operación Nécora ha sido la absolución de los supuestos capos del narcotráfico gallego Manuel Charlín Gama y Alfredo Cordero. La absolución deriva de la "falta de eficacia probatoria" de las conversaciones telefónicas intervenidas, que el tribunal ha apreciado al aplicar criterios jurisprudenciales elaborados por el Tribunal Supremo tres años después de las escuchas.A Manuel Charlín Gama se le acusaba, entre otras cosas, de introducir, junto con Alfredo Cordero, 2.000 kilos de cocaína enviados por una organización colombiana. Según el fiscal, en la serie de contactos telefónicos, Charlín habría pedido a Cordero que cuando llamara a su casa utilizase la palabra "cangrejo" para referirse a la droga. Charlín también le proporcionó un número telefónico de los procesados Concepción García Rodríguez (hoy absuelta) y Joaquín Montañés Porto (condenado a 19 años de cárcel) para que ambos se encargaran del almacenaje y distribución.

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"Al excluirse todo el material probatorio de las escuchas, nos quedamos con nada" dice el tribunal, que puntualiza después: "Aunque todas las conversaciones que se le atribuyen [a Charlín] hubieran sido captadas con todos los requisitos jurisprudenciales necesarios y por tanto fueran válidas al cien por cien, jamás podría llegar este tribunal a las conclusiones pretendidas por las partes acusadoras".

La magistrada ponente, Angela Murillo, escribe después que, suponiendo que las conversaciones fueran válidas, aparece que Manuel Charlín Gama hablé con su hijo, Melchor Charlín Pomares, "versando el tema, muy breve, sobre cangrejos y sardinas congeladas en un lenguaje bastante claro".

"Puestos a pensar mal", prosigue la sentencia, "pues sí, se podían estar refiriendo a sustancias estupefacientes pero haciendo lo contrario, y teniendo en cuenta que Charlín Gama tiene una fábrica de conservas de pescado llamada Charpro, la cosa varía". Melchor Charlín, el hijo del supuesto capo, fue procesado en la Operación Nécora, pero salió en libertad provisional antes del juicio y huyó. El fiscal pedía para él 24 años de cárcel por narcotráfico, pero no llegó a ser juzgado al estar declarado rebelde.

Los millones de Oubiña

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El tribunal, al rechazar las acusaciones del arrepentido Ricardo Portabales, absolvió al presunto capo Laureano Oubiña del delito de narcotráfico y los 31 años que pedía el fiscal para él quedaron reducidos a 12. Con esta condena, y debido a que lleva más de cuatro años en prisión provisional, puede haber redimido en torno a ocho años. Si Oubiña se porta bien, podría alcanzar la libertad condicional (las tres cuartas partes de la pena, es decir, nueve años) en 1995. Por el contrario, su mujer, Esther Lago, que apenas ha cumplido prisión preventiva, saldrá mucho después.

Según el fiscal, Esther Lago cambió, entre enero de 1987 y agosto de 1988, moneda extranjera por un importe aproximado de 1.600 millones de pesetas. La mujer de Oubiña se personó en múltiples ocasiones en la sucursal del BBV de Villagarcía de Arosa portando en su bolso grandes cantidades de florines holandeses.

En total se produjeron 62. operaciones de cambio de divisas. Al menos en 50 de ellas se ha constatado que parte del contravalor se destinó a realizar ingresos en las cuentas de los Oubiña, de los hijos de éstos, de las sociedades que dirigen o a satisfacer pagos a terceros por servicios prestados.

"El tribunal piensa que realmente las cantidades de divisas recibidas por el banco de la mano de Esther Lago es la equivalente a unos 1.600 millones de pesetas, ya que el informe de auditoría del BBV señala dicha cantidad y no hay razones para pensar que no obedezca a la realidad", dice la sentencia.

Pero luego añade: "A pesar de lo expuesto, se declara probado que las ventas de divisas materializadas personalmente por Esther Lago lo fueron por un contravalor de 429,1 millones, porque esta es la cifra que, al céntimo, nos han facilitado los peritos de finanzas del Estado".

Esa diferencia de 1.200 millones de pesetas, basada en la auditoría del propio BBV, se debe a que los peritos de finanzas no dispusieron de la totalidad de notas particulares de los Oubiña de los ejercicios 1987 y 1988 completos y únicamente pudieron poner en correlación un contravalor de 429,1 millones de pesetas.

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