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EE UU admite que la intervención militar en Haití no es inminente

El asesor especial del presidente de Estados Unidos para la crisis de Haití, William Gray, ha asegurado que la invasión del país caribeño no es inminente. "Puede ser que llegue el momento para ir hacia medidas más drásticas, pero no creo que este momento haya llegado todavía", afirmó Gray en una entrevista publicada ayer por The Washington Post. Mientras, la situación en Puerto Príncipe, la capital haitiana, era ayer de aparente normalidad a pesar de la vigencia del estado de sitio proclamado el lunes" por el régimen golpista.

La guardia no parecía reforzada ayer en tomo al Palacio Nacional, sede de la presidencia, ni del aeropuerto, totalmente desierto. Los dos soldados apostados detrás de las rejas del Palacio, en pleno centro de la capital, no parecían especialmente nerviosos."La proclamación del estado de sitio no cambia nada; las garantías constitucionales no se respetaban desde el golpe de septiembre de 1991 ", subraya un partidario de la vuelta a la democracia.

El discurso del presidente de facto, Emile Jonassaint, quien decretó el estado de sitio en respuesta a la resolución del Consejo de Seguriad de las Naciones Unidas que autoriza el uso de la fuerza en Haití, no fue seguido ayer de ninguna medida concreta.

El gran tema que se encuentra en el centro de las conversaciones es la fecha de la posible intervención. No está especificada en la resolución del Consejo de Seguridad. Pero conforme se acerca el momento de la posible invasión crecen los temores a que las víctimas sean numerosas entre la poblacion civil, como ocurrió en Panamá en 1989.

La mayor parte de los partidos políticos se pronunciaron en contra de una intervención extranjera. Los dirigentes del campo democrático reclaman una vuelta al acuerdo de la isla del Gobernador, firmado hace alrededor de un año en Nueva York, y que preveía el restablecimiento negociado de la democracia.

En los medios políticos, había ayer muchos interrogantes sobre la última iniciativa anunciada por Venezuela, que propuso, con varios países latinoamericanos, entre ellos Brasil y México, la constitución de una "misión de alto nivel" para emprender una última ronda de negociaciones con los golpistas haitianos.

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Mientras tanto prosiguen las reacciones de los Estados de la zona a una eventual medida de fuerza norteamericana para derrocar a Raoul Cédras. Aunque la gran mayoría de los países latinoamericanos, con excepción de Argentina, se pronunciaron en contra -algunos de ellos, como México, Brasil y Cuba, con bastante vigor-, Washington recibió ayer el apoyo de dos pequeños Estados centroamericanos. El presidente de Costa Rica, José María Figueres, aseguró que "apoyará la resolucion de la ONU si no hay otro camino", mientras el ministro de Asuntos Exteriores de Honduras, Ernesto Paz, afirmó que "era necesario tomar una decisión radical y definitiva", aludiendo así a la votación del Consejo de Seguridad de la ONU celebrada el sábado.

Además, la República Dominicana pactó ayer con Estados Unidos el despliegue de 80 observadores civiles y militares, que supervisarán el estricto cumplimiento del embargo comercial a que está sometido Haití. La frontera terrestre con la República Dominicana ha sido muy permeable desde se decretara el embargo interancional.

Le Monde / EL PAÍS

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