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Conchita Martínez huele la final

La española se enfrentará a McNeil tras eliminar a Davenport en cuartos

"Si acaba perdiendo el partido, estoy dos semanas sin verla". Eric Van Harpen, el técnico holandés de la aragonesa, no podía ser más expresivo. No hizo falta su amenaza. Conchita Martínez se clasificó ayer para disputar su segunda semifinal consecutiva en el torneo de Wimbledon. Ganó a la norteamericana Lindsay Davenport, de 18 años, por 6-2, 6-7 (4-7), 6-3 en 1h 58m. En semifinales se enfrentará a la jugadora de raza negra Lori McNeil. La otra semifinal la jugarán las también norteamericanas Martina Navratilova y Gigi Fernández.Casi dos horas es un tiempo excesivo para un partido que pudo acabar en dos sets y con un resultado de 6-2, 6-3. Conchita Martínez, la única española que sigue en el torneo de Wimbledon, pudo acabar su partido de cuartos de final ante la colegiala Davenport en una hora, cuando con 6-2 y 5-2 a su favor dispuso de una bola de partido (30-40 sobre saque de la norteamericana). Pero no la aprovechó y el partido se complicó.

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"No puedo entender que una jugadora se ponga negativa cuando tiene 6-2, 5-2 y un matchball", decía tras el partido un casi desesperado Van Harpen. "Lo grave es que hace seis años que estamos en lo mismo, y si seguimos así va a acabar conmigo". Conchita, de 22 años, cambió toda su estrategia a partir de la bola de partido. En vez de seguir atacando y moviendo a su rival, le insufló una nueva vida con bolas al centro de la pista que permitían a la norteamericana, novena del mundo, conectar sin dificultad sus potentes golpes de fondo.

En este terreno Davenport resulta muy peligrosa. Su estatura de 1,88 metros y sus 78 kilos salen disparados en su drive y en su revés. Su bola es rapidísima y es difícil contrarrestarla. Pero si tiene que moverse, pierde su poderío como le ocurría a Sansón cuando le cortaban el pelo.

La derecha de Conchita, su servicio y su revés hicieron un buen trabajo hasta el 5-3 de la segunda manga, pero de ahí al tercer set la aragonesa pareció otra. Davenport jugó sin complejos y ganó la manga, la primera que perdía la española en este torneo. Y hasta la tercera no consiguió reconciliarse con su juego, reencontrarse con su positivismo y volver a controlar el partido.

Ahora le espera otra norteamericana, Lori McNeil, una jugadora que nunca había superado los cuartos de final en Wimbledon y que había disputado solamente unas semifinales en el Grand Slam (Open de Estados Unidos de 1987). Ya con 30 años, McNeil eliminó en primera ronda a la alemana Steffi Graf. Abrió, de esta forma, su propio camino. Ayer se impuso a la letona Larisa Neiland por 6-3, 6-4. "Es una jugadora difícil", explicó Van Harpen. "Pero todo depende de Conchita. Esperemos encontrarnos con una actitud positiva. Si es así ganará. Pero Conchita es capaz de perder por 6-1, 6-1, o ganar a cualquier rival.

Wimbledon, sin embargo, ya tiene favorita. Y no es precisamente Conchita. Martina Navratilova, nueve veces campeona, tocó de nuevo el corazón de los ingleses al imponerse a la checa Jana Novotna por 5-7, 6-0, 6-1. Ella es la que encabeza ahora las apuestas. Y su rival de semifinales, Gigi Fernández, parece la más asequible de las cuatro supervivientes.

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