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Gorbachov entra en el mundo de la ópera como antihéroe

El ex presidente soviético Serguéi Mijailóvich Gorbachov se ha puesto a la altura de Otelo y Rigoletto. La ópera que lleva su nombre, y que convierte a Gorbachov en un personaje operístico, fue estrenada la pasada semana en el Austellungshalle de Bonn, el museo que actualmente exhibe el- arte vanguardista de la Europa oriental socialista.El montaje musical se basa en la agitada biografía del Premio Nobel de la Paz y ha logrado divertir a la mayoría e irritó a otros, dado que el antihéroe Gorbachov en nada se parece al heroico Julius Ceasar de Händel, aunque parte de la crítica había esperado un espectáculo apoteósico que recordase los pasados tiempos de la gorbimanía.

El director de la ópera de Bonn, Giancarlo del Monaco, un serio aspirante al trono de la Scala de Milán, tuvo la idea de llevar al escenario la vida de quien originó la apertura de los países socialistas y no tardó en conseguir la autorización del propio Gorbachov. La ópera fue encargada al compositor alemán Franz Hummel, de 55 años, mientras el libreto fue realizado por Thomas Körner, autor también del texto de la ópera Mariana Pineda, de Cristóbal Halffter.

Hummel encuentra que "habría sido estúpido reducir a Gorbachov a un héroe de ópera, que con belcanto cuenta sus hazañas heroicas". Los autores han preferido reducir la ópera a la representación de un rudimentario ensayo, donde un Gorbachov/tenor quisiera convertirse en un héroe y brillar en el escenario, pero no logra triunfar, al igual que el Gorbachov real no lo ha logrado en el escenario político.

La ópera, de 50 minutos de duración, consta de cinco escenas que describen momentos de desigual suerte de la vida de Gorbachov mediante una especie de teatro sobre el teatro.

Los tres actores, un director, un tenor, el Gorbachov de la ópera a ensayar, y un maestro concertador, salen en busca del perfil de su protagonista. El carácter de Gorbachov se deduce de la discusión de los actores sobre los acontecimientos históricos y sobre los problemas que plantea la realización de una ópera sobre un personaje contemporáneo, vivo aún, que ha cambiado el rumbo de la historia europea, que ha devuelto la unidad a Alemania y que, aunque admirado en Occidente, en Rusia ha desaparecido de la vida pública. La ópera se desarrolla en un escenario dominado por una alta y peligrosa escalera blanca con resbaladizos escalones inclinados a modo de fuelle de acordeón.

El compositor resalta que "en ningún momento se ha querido ridiculizar a Gorbachov con efectos baratos", aunque la crítica conservadora ha desaprobado el strip-tease de Gorbachov, que casi desnudo y con un amplio barrigón llega a cargar en el hombro con una cruz ortodoxa, tambaleándose por la escalera y amenazando con caerse encima del piano de cola. Este piano, por cierto, proporciona el casi único acompañamiento de esta ópera, en la que también suena música orquestal pregrabada, del propio Hummel, incluidas variaciones sobre la Internacional o la famosa Marcha fúnebre de Chopin. El auténtico Gorbachov no asistió al estreno, como había prometido; prefirió animar a su suegra, aquejada de una enfermedad.

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