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Documentos internos de Banesto prueban el 'aparcamiento' del 1,5% en el grupo Oasis

El Banco Español de Crédito realizó, en mayo de 1990, un pacto secreto de aparcamiento de acciones un 1,5% del capitalprocedentes de la autocartera (en la sociedad panameña Namrof) a cambio de un 15% del grupo turístico Oasis, propiedad del empresario mallorquín Pedro Pueyo. Con este pacto, que venció a finales de 1991, el entonces presidente, Mario Conde, logró una posición del 30% en Oasis. Los ejecutivos del área internacional no estuvieron de acuerdo con esta operación. En diciembre de 1991, Conde cumplió el compromiso y recompró a Oasis el 1,5% (1,48 millones de títulos) por 7.548 millones en el contexto de una nueva operación: la venta de Gescam a sociedades de Puevn

El pliego de cargos del 10 de mayo, cuyo plazo de respuesta por parte de los ex administra dores y cuatro directores genera les vence hoy, no acusa formal mente a los ex gestores de disfrazar autocartera (acciones del banco controladas por la propia entidad), pero señala de pasada que "el grupo Oasis ha sido utilizado por Banesto no sólo para aparcamiento de acciones, sino para la realización de numerosas operaciones especiales cuya fina lidad era reflejar en Banesto, o en alguna de sus sociedades filiales, beneficios aparentes de cuan tía elevada obtenida con finan ciación del grupo Banesto". Los inspectores describen sobre todo beneficios irregulares, vinculados a sociedades de Pedro Pue yo, por cuenta de Banesto, en La Unión y el Fénix y en Oasis In temational Group. Sin embargo, EL PAIS ha podido confirmar la existencia de un aparcamiento de acciones a partir de mayo de 1990. Mario Conde, en su pliego de descargo, asegura que "el Banco de España conoce a la perfección que las acciones de Pedro Pueyo eran de su propiedad y que no existía pacto de recompra".

Las fuentes y documentos consultados indican que la afirmación es parcialmente cierta. A partir de diciembre de 1991, como parte de un conjunto de operaciones entre Pueyo y Banesto (compraventa de Gescam, titular de los inmuebles de Banesto, y de El Fénix Español por parte de las sociedades Reve y Marenma, de Pueyo), el empresario mallorquín terminó siendo titular del 1,5% de Banesto que el banco le había recomprado. Para ello, Banesto concedió un crédito a Pueyo de 3.400 millones de pesetas a siete años, cuyos intereses se abonarían con los di videndos y el principal se cancelaría al término del plazo.

En mayo de 1990, un año después del acuerdo entre Oasis y Banesto (canje inicial del 15% de Oasis por el 1,5% del capital de Banesto), el área internacional del banco proponía revisar drásticamente los pactos con Oasis. Se trataba de aumentar el intercambio accionarial, según se había proyectado, o rediscutir las condiciones del mismo.

Valoración adecuadaAl realizar un balance sobre las relaciones, el área internacional, a cargo de Javier Abad, señaló, en un documento de mayo de 1990, que se "complementaban intereses de ambos grupos, ya que Oasis necesitaba un socio financiero que le diera suficiente solidez". El documento añadía: "La existencia de autocartera de nuestro banco facilitaba la conveniencia de la operación siempre que se va lorara de forma adecuada el grupo Oasis". En el informe se apunta que "el precio de las acciones que sirvió de base para la operación de intercambio no se corresponde con el que se deducen de la auditoría externa". Y añade: "Si tenemos en cuenta que nuestros servicios proponen unos ajustes que entendemos razonables y que se basan fundamentalmente en una excesiva revalorización de los inmuebles y un mayor nivel de endeudamiento del grupo del que parecía tener en el mes de septiembre de l989".

El informe también advertía sobre la rentabilidad que podía verse afectada "por las cargas financieras dado su nivel de endeudamiento". El área internacional proponía valorar el grupo Oasis en 170 millones de dólares en lugar de los 247 millones de dólares pactados y ajustar la participación de Banesto (30%) de 77,8 millones de dólares a 51 millones de dólares.

Sin embargo, Mario Conde ya había adoptado la decisión, según testimonios fiables. El 9 de julio de 1990, después de la información proporcionada por el área, internacional, el nuevo consejero delegado (antes consejero ejecutivo), enviaba una nota a Antonio Sáenz de Vicuña, consejero de Banesto en Oasis, en la que pedía la preparación del contrato entre Banesto y Oasis. La operación, según una nota mecanografiada , sería la siguiente:

11 A) 3% Banesto por 50% Oasis.

B) Consejos:

1) Oasis: 50% P.Pueyo; 50% Banesto. Presidente: P. Pueyo, con voto de calidad.

2) Corporación Banesto: Pedro Pueyo, consejero y miembro del Comité de Dirección

C) Opción / Obligación o compromiso de venta de Pedro Pueyo de vender el 1,5% de Banesto al precio fijo de 5. 100 pesetas en un plazo máximo de dos años, a quien Banesto designe".

Los términos de este pacto se llevaron adelante, a pesar de las objeciones del área internacional. En su nota a Sáenz de Vicuña, Belloso, cumpliendo órdenes de Conde, señalaba que "las acciones de Oasis serán directa o indirectamente de la Corporación Banesto".. Finalmente, el titular de las acciones fue la sociedad Brightsun (Isla de Man), sociedad instrumental de la Corporación. Pueyo nunca fue miembro del consejo de la Corporación.

En diciembre de 1991, cuando venció el pacto de recompra, Banesto debía pagar a Pueyo 7.548 millones de pesetas por su 1,5%. Pero si se hacía efectiva dicha recompra, el banco tendría que registrar pérdidas de unos 4.200 millones, ya que las acciones valían en el mercado 2.400 pesetas. En parte por esta razón y en parte porque Banesto había contabilizado unas plusvalías de 8.100 millones por la venta de Gescam -titular del edificio de Castellana 7 y otros diez- que no había tenido lugar, se le sugirió a Pueyo que fuera el adquirente, con créditos del banco.

Conde declara como testigo

Hoy, viernes 17, Mario Conde ha sido citado a declarar como testigo en un juzgado de Madrid, donde se tramita la querella criminal contra el antiguo director de sucursal en Las Palmas y otros empleados delbanco.Estos empleados habrían tenido un papel destacado en los manejos con la autocartera del banco a partir de mayo de 1992. Conde acude al juzgado citado por los letrados del querellante, un cliente llamado Tomás Hernández Pulido.

Según la demanda, Hernández Pulido, que realizó inversiones a plazo fijo en Banesto que llegaron a los 535 millones de pesetas, recibió la propuesta de adquirir acciones de Banesto. El cliente no manifestó interés.

Pero la oficina de Las Palmas le propuso que si compraba acciones se le garantizaba, mediante un pacto de recompra, en un plazo determinado, una remuneración a un interés idéntico al que obtenía por sus inversiones en títulos de renta fija. Hernández Pulido aceptó y adquirió 17.000 acciones por valor de 51 millones.

Se acordó un compromiso de recompra y al vencimiento, el 11 de junio de 1992, el cliente exigió el cumplimiento del pacto. La respuesta fue que se necesitaba la orden de "un alto cargo de Madrid". Hernández Pulido escribió varias cartas al entonces presidente de Banesto, Mario Conde, pero no pudo recuperar sus 51 millones.

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