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Cataluña: un resultado distinto

El PP no consigue sacar partido del retroceso socialista

El mapa electoral catalán ha sufrido tras las elecciones del pasado domingo una convulsión sensiblemente menor que la experimentada en el conjunto de España. El arrollador triunfo del PP a costa del PSOE ha tenido poco que ver con lo ocurrido en Cataluña. Los conservadores, que siguen como el tercer partido -por detrás. de nacionalistas y socialistas-, han experimentado una subida de sólo 1,51 puntos respecto a los resultados de las legislativas del año pasado, muy lejos de los 5,40 de toda España. El 18,55% del PP supone la mejor cota de su historia, pero es insuficiente para debilitar el bloque favorable a la actual mayoría socialista-nacionalista que sostiene al Gobierno de Felipe González.El descenso de los socialistas catalanes, algo menor -6,79 frente a 8,01 puntos- que el de sus compañeros del PSOE, no provoca una convulsión sustancial debido al mantenimiento de CIU, que ve así ratificada su apuesta de apoyo al Gobierno. El bloque progubernamental mantiene en Cataluña un apoyo del 59,57% de los votos (31,47% de CiU; 28,08% del PSC). Ello indica que la franja de electores más conservadores y menos nacionalistas que opta por CiU como el voto útil de la derecha en Cataluña no ha sido sensible a las críticas del PP sobre el pacto espurio con los socialistas.

El gran avance del PP en el conjunto de España se ha sustentado en la absorción del voto que aún mantenía el CDS y de parte del segmento moderado del electorado socialista, es decir, del centro político, la clave sobre la que fundamentar cualquier proyecto de gobierno del país. Sin embargo, en Cataluña, el PP sigue sin crecer significativamente a costa del PSC. No se registran zonas de contacto de votantes excepto en algunos puntos del cinturón metropolitano barcelones. La mayor parte del voto que pierden los socialistas en el cinturón (con descensos de entre 10 y 12 puntos) es recuperado por Iniciativa per Catalunya, el socio de lU,que subed entre cinco y siete puntos, con una estabilidad de CiU y una subida media de tres puntos para el PP.

En la ciudad de Barcelona es donde se han dado los mejores resultados para el PP (23,5%), que han permitido situarlo como segunda fuerza, por detrás de los nacionalistas y por. delante del PS C. La ventaja de los nacionalistas respecto a los socialistas se, ha ampliado de los 50.000 votos de 1989, que Pasqual Maragall pudo recuperar en las municipales de 1991, a los 62.000 del domingo. El empate, Con el PP (la ventaja es de 2.700 votos) ha tenido, sin embargo, un efecto psicológico importante en las filas socialistas, ya que la actual distancia en concejales es muy amplia (20 del PSC y 4 del PP). El sorpasso del PP se apoya en la fuerte abstención en los distritos obreros y en la participación masiva de las zonas acomodadas.

Respecto a los resultados de Barcelona y a su comparación con los de Madrid, donde el PP arrasa con casi el 54% de los votos, es preciso hacer algunas precisiones para analizar el comportamiento por capas sociales. Madrid capital tiene una población de 3. 100. 000 habitantes y una superficie de 607 kilómetros cuadrados que incluye numerosos barrios dormitorio. El resultado del PP indica que el triunfo conservador fue importante incluso en zonas otrora rojas. La ciudad de Barcelona, en cambio, cuenta en sentido estricto con 1.600.000 habitantes sobre una superfice de 98 kilómetros cuadrados escasos, un área con gran peso de las clases medias. Más allá de estos límites, sin solución de continuidad urbanística, figuran una treintena de localidades, como L'Hospitalet (270.000 habitantes), Santa Coloma (135.000), Badalona (225.000) o Cornelàá (86.000), que se han mantenido como municipios independientes, que representan una población incluso algo menor (3,2 millones) que la de Madrid, y sobre una superficie más reducida (585 kilómetros cuadrados). Si Barcelona tuviera que medirse con esos parámetros, el PSC e IC mantendrían aún una mayoría absoluta difícilmente batible.

Un recorrido por las capitales de las otras tres provincias y por las ciudades de tamaño medio constata el descenso socialista, con subidas sensibles de IC e incluso de ERC y una subida del PP muy cercana a la media catalana.

La repercusión del voto del 124 en unas legislativas produciría un escenario similar al de 1993 en el que los nacionalistas conseguirían, por fin, vencer al PSC en unas elecciones de estas características, IC mejoraría algo sus resultados, el PP mantendría su aportación, muy por debajo de la media española, mientras que el independentismo confirmaría una presencia estabilizada en tomo al 5%. Una foto, en definitiva, con constrastes más tenues, y un ambiente social bastante menos crispado.

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