_
_
_
_
_
Reportaje:

Los ojos de la unidad móvil

Secretos de la retransmision del duelo Real Madrid-Barça

"¡El balón! ¿Dónde está el balón?". Por un momento, la voz serena de Federico Gaitán sube medio tono y se mantiene un segundo, amenazante, en el aire espeso de la unidad móvil. Un segundo nada más, el tiempo necesario para que el cámara aludido rectifique y reponga su señal a disposición del realizador de Telemadrid, encargado de servir a las televisiones autonómicas, a La 2 y, a una decena larga de emisoras extranjeras las imágenes del último Real Madrid-Barcelona.Para el profano, la unidad móvil es un estrecho pasillo sobre ruedas en el que se apiña mucha más gente de la necesaria frente a varios laberintos de botones y un mosaico de monitores que reproducen fragmentos del encuentro.

Más información
La pantalla de bruma
¿Alguien vio algo?
Esperando a Valdano

El realizador imparte órdenes, señala la toma elegida, corrige posiciones de las 15 cámaras instaladas en el campo, aguarda el momento justo en el que insertar las repeticiones.

A su lado está el equipo que maneja los vídeos. Montadores de dedos rápidos como de tahúres que buscan desesperadamente la fragancia en el fuera de juego, la evidencia de un penalti -"lo tenemos, lo tenemos; en tres vídeos y en el ángulo inverso"- o la alevosía de una entrada. Cuatro operadores que no ven el partido sino las repeticiones, que deben tener del fútbol una idea cubista, deconstructiva, multifocal o por lo menos rara.

Desde las diez de la mañana anda el equipo de la televisión madrileña moviendo cables, instalando cámaras, probando sonido, asegurando conexiones... "Un campo de la categoría del Bernabéu debería estar mejor preparado", señala Carlos García, jefe de producción.

"El Camp Nou o el Parque de los Príncipes están al servicio de la televisión: con un sótano para las unidades móviles y totalmente cableados; no tienes más que ir al punto del campo que tú quieras y conectar", dice García. "Aquí tienes que estar tirando cables durante horas y después recogerlos, claro, antes de que corten la luz del estadio". Lo que ocurre, indefectiblemente, a la una de la madrugada. Alguna vez han tenido que terminar al día siguiente.

Javier Reyero, el locutor estrella de los deportistas de Telemadrid, se queja de más de lo mismo. "El Madrid es un equipo de estructuras antiguas y todavía no se ha dado cuenta de que la televisión es lo más importante. Han terminado las obras de remodelación, pero en ningún momento han pensado en las necesidades televisivas. Eso es malo para la televisión, pero también para el Madrid". Para certificar su queja, exhibe las dimensiones mínimas del palco de comentaristas, que hoy comparten los locutores, invitados y técnicos de Telemadrid y TV-3: en total, ocho personas, dos focos y una cámara (operada con mimo de orfebre en plena barahúnda) en poco más de 10 metros cuadrados.

Hasta la puerta 21 del estadio se han trasladado dos unidades móviles ("la grande y la pequeña") y 70 personas que realizan su trabajo ajenos al follón que desde las primeras luces se ha instalado en torno al estadio. Hay 15 más en los estudios de Telemadrid, dando los últimos toques antes de la puesta en la pantalla. Junto a la unidad móvil principal aparca la furgoneta que transporta al pequeño equipo de TV-3. Inconveniente: un puesto de artículos para forofos dificulta la descarga. Los de la televisión catalana inquieren si pueden dejar el vehículo allí sin problemas. La Policía Municipal se lo llevó una vez.

Xavier Garasa, el realizador de TV-3, tiene 31 años y ha hecho más de 300 retransmisiones de fútbol. Él manejará la señal que Telemadrid le envía y además completará el servicio con otras cuatro cámaras: "Para las entrevistas y para preparar el programa especial que emitiremos durante la final de Atenas". TV-3 dejará ver entonces 24 horas en la vida de un finalista de la Copa de Europa y durante el partido de Madrid tiene previsto hacer un seguimiento especial de Koeman, Romario y Guardiola.

Fútbol puro y duro

Garasa elaboró el libro de estilo por el que se rigen las transmisiones deportivas de las televisiones autonómicas: hubo que crear un lenguaje común para que el mensaje final fuera convenientemente empaquetado por cada emisora con sus comentarios, su logotipo, sus estadísticas en el idioma preciso y sus cámaras especiales, caso de haberlas.A ello se atiene Federico Gaitán, que por la mañana hizo un partido de waterpolo y al día siguiente tiene más fútbol. "Tengo que estar atento a dos realizaciones: la que se envía al exterior, que ha de ser lo más limpia posible (juego de conjunto y planos cortos de apoyo), y la que se realiza para Madrid"., comenta. "Si la transmisión fuera exclusivamente para Telemadrid, la realización sería diferente. Otros venden tecnología, yo estoy obligado a vender fútbol puro y duro: prefiero repetir un regate del Buitre que recrearme en el juego subterráneo".

Al final, el Buitre dejó de hacer regates y el juego subterráneo ocupó la superficie. Los monitores de la unidad móvil se llenan de nervios y de amagos de tángana. Al final del encuentro hay una pelea entre el público y varias cargas policiales. Huele a sangre.

La imagen de Telemadrid reduce a la mínima expresión los incidentes sin dejar de mencionarlos. La Comisión Antiviolencia así lo recomienda.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_