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Entre aplausos y abucheos

Los diputados que nunca hablan decidieron ayer hacerse oír. En 15 ocasiones ovacionaron los del PP durante el discurso de su presidente, con especial entusiasmo cuando rechazó en tono severo la acusación de bloquear el nombramiento de Defensor del Pueblo y dijo que la modificación de las leyes que obligan a designarlo por mayoría cualificada es "una amenaza para el consenso que construyó la democracia en España". La ovación final, de un minuto, llevó al orador a levantarse del escaño y volverse para saludar a sus diputados.Los socialistas replicaron con seis ovaciones a González durante la réplica. Parte de los diputados del PSOE abuchearon y patearon en ciertos momentos el discurso de Aznar, pese a las instrucciones de los responsables de su grupo. Carlos López Riaño pidió orden y silencio en varias ocasiones a los suyos, alguno de los cuales llegó a emitir el grito de guerra de los pieles rojas mientras hablaba Aznar. También algunos diputados del PP, como Celia Villalobos, pidieron calma a sus compañeros de escaño, pero con menos éxito.

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"Pincocho", "golpista"

Los parlamentarios del PP habían empezado ya por la mañana a intentar minar la credibilidad del discurso del presidente del Gobierno con una sucesión de risas, pateos, abucheos y gritos de "Pinocho", cuando prometía luchar contra la corrupción, o "golpista", cuando amenazó con suprimir el actual requisito de la mayoría cualificada para designar el Defensor del Pueblo si el Partido Popular no entra en el consenso con los demás grupos.

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Los incidentes culminaron cuando González realizaba su segunda réplica a Aznar, esta vez desde el banco azul. Los murmullos y pateos hacían casi ininteligibles por momentos las palabras del jefe del Ejecutivo. Cuando éste se refirió al respaldo de los miembros del ministerio público al fiscal general, Eligio Hernández, insistentemente presentado por Aznar como ejemplo de pasividad frente a la corrupción, el diputado del PP Isidoro Hernández-Sito hizo un comentario con voz ronca. González se dirigió a Félix Pons para manifestarle su desagrado: "Creo que es excesivo que se hable aquí de que los fiscales están comprados", dijo. Pons contestó que él había entendido que el fiscal "está mal nombrado".

El jefe del Ejecutivo hizo saltar despedidos de los escaños a buen número de diputados populares cuando se encaró de frente con las durísimas acusaciones de Aznar y le replicó: "Con toda claridad. No me puede dar ningún ejemplo de responsabilidad política a mí. No existe en absoluto coherencia entre lo que dice y lo que hace".

El tumulto alcanzó uno de sus puntos culminantes. Mientras de los bancos socialistas salían aplausos y carcajadas, los populares, encabezados por los dirigentes más próximos al escaño de Aznar, hacían gestos significativos con los dedos y gritaban que sí, que a González le pueden dar "ejemplos a puñados".

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