Suspiros de alivio en una conspiración de silencio
CATERINA MILORO Sólo suspiros de alivio. Los ciudadanos de Olot únicamente se atrevían ayer a suspirar de satisfacción por haber recuperado a a hija de Tomás Feliu, Maria Angels. Pero a los suspiros no querían añadir comentario alguno sobre el secuestro de la farmacéutica. Con extrema prudencia, los olotenses intentaron, como en el momento de la desaparición de Maria Ángels, que ninguna de sus opiniones pudiera molestar a la familia del patriarca.
Los jubilados preferían abstenerse de hacer conjeturas sobre lo acaecido. "Cada familia es un mundo, y esto de Maria Ángels ha sido un lío de familia y nada más", aseguraba un anciano mientras se alejaba receloso. Y es que en Olot ayer nadie quería dar su versión sobre el móvil de los secuestradores.
A Conchita, a quien ayer, día de mercado en Olot, lo que verdaderamente le preocupaba era "solucionar la comida", le intrigó que Maria Ángels apareciera con la cara tan demacrada y sin embargo luciera un pelo "tan bien arreglado". "Pues en algún lugar la debieron de peinar, mujer" le interrumpió nerviosamente una amiga que prefirió llevarse a Conchita hacia los tenderetes de ropa antes de que prosiguiera su conversación.
"Mira, todavía quedan muchos puntos negros por aclarar en este asunto", aseguró un olotense mientras se tomaba un café con leche y leía en la prensa la información del secuestro. "Por ejemplo, el Evangelista ese que se ha perdido, ¿qué? ¿Y los que todavía están en prisión y quieren salir? Alguna cosa tendrán que hacer con ellos". "Mira, lo que es verdad es que todos la creíamos muerta y gracias a Dios no lo está", zanjó su acompañante, quien añadió: "Ahora sólo esperamos que Olot recupere su normalidad".
Fin de la historia
El portavoz de la familia Feliu, Joan Capdevila, achacó el recelo de la población a hablar sobre el secuestro de Maria Ángels a que "ahora ya ha pasado todo". "La historia ha acabado", dijo, "y la gente tiene ganas de olvidar. Ya la tenemos aquí y eso es lo importante". El abogado recordó que el móvil del secuestro era únicamente económico y que la liberación de Maria Ángels Feliu se ha producido porque "los secuestradores se dieron cuenta de que no se podían salir con la suya a través de la negociación". "Quizá fue", añadió Capdevila, "culpa nuestra porque no supimos interpretar algunos de sus mensajes. No los tomamos en serio. Pensábamos que se trataba de simples extorsionadores".
Numerosos ciudadanos de Olot quisieron mostrar a la farmacéutica su satisfacción por el feliz desenlace. Y lo hicieron en forma de enormes ramos de flores que no paraban de llegar al domicilio Pérez-Feliu. El propio Ayuntamiento se convirtió en una auténtica central telefónica donde se atendió a decenas de personas que solicitaban la dirección de la familia Feliu para enviar mensajes de felicitación.
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