Maestro y discípulo, tal para cual

A VIadímir Spivakov le seguimos admirando mucho más como virtuoso instrumental que como director, y estos conciertos del ciclo Ibermúsica Tabacalera tenían especial atractivo: actuaban Dmitri Bashklrov y su joven discípulo, Eldar Nebolsin, ambos en conciertos de Mozart: los números 24, en do menor, y 21, en do mayor, respectivamente.Bashkirov alberga en su pensamiento características de la escuela soviética tocadas de cierta influencia francesa (no en vano fue premio Margherite Long), a las que añade connotaciones personales. El resultado es magistral.

Nebolsin es una llamarada viva y auténtica, nunca fuego de artificio. A sus 19 años, el Gran Premio de Santander 1992 entusiasmó por la nitidez de su sonido y el virtuosismo de su ejecución. Pero la fascinación se produce ante la madurez anticipada de su intensa expresividad. Hay que apuntar al maestro y al discípulo el éxito grande de esta ocasión. Spivakov colaboró con gran musicalidad e Identificación y su grupo de "rusos en España" se comportó como lo que es: una suma de grandes profesionales.