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Un 'arrepentido' revela lazos entre Mafia, terroristas y servicios secretos italianos

La investigación sobre el general Francesco Delfino, que el jueves recibió una notificación de apertura de sumario en una operación contra las mafias del sur que operan en Lombardía, apunta a nuevas conexiones en Italia entre la delincuencia organizada, el terrorismo y los servicios secretos. Un arrepentido, Severio Morabito, ha revelado que un miembro de la N'Dranghetta calabresa relacionado con el general Delfino tomó parte en el secuestro del ex primer ministro Aldo Moro.

Aquel 16 de marzo de 1978 en que ocurrieron los hechos y dos escoltas del líder político perdieron la vida a manos de las Brigadas Rojas (BR) el general de carabineros Francesco Delfino era precisamente uno de los jefes de los servicios secretos italianos más dedicado a la lucha contra el terrorismo.

La delincuencia organizada, en sus diversas modalidades regionales, ha sido otro de los temas que este general calabrés ha tratado a lo largo de una carrera profesional, desarrollada más recientemente en las embajadas italianas de El Cairo y Washington. Se sabe que Delfino desempeñó incluso un papel destacado en la captura del capo mafioso Totó Riína, aunque es confuso en qué consistió exactamente su intervención.

Ahora, Morabito ha señalado que Antonio Nirta, un miembro de la N'Dranghetta calabresa ya encarcelado que, según el arrepentido, "estaba con el comando" que secuestró a Moro y mató a sus escoltas, era un confidente y peón del general para trabajos de infiltración. Morabito ha acusado a Delfino de proteger todavía hoy a los tráficos ¡legales entre Calabria y Lombardía de la banda de su confidente.

El general sostiene que la acusación es ridícula también por lo que se refiere a la supuesta infiltración de Mirta en las Brigadas Rojas.

Los fiscales de la investigación Manos limpias, sobre corrupción entre empresarios y políticos, cursaron ayer rogatoria al Vaticano para poder interrogar a los administradores del Instituto para las Obras de Religión (IOR). Los magistrados tratan de establecer si son ciertas sus sospechas de que ese instituto, conocido popularmente como el banco del Papa y que ya apareció implicado en el escándalo del Banco Ambrosiano de Roberto Calvi, actuó como intermediario en el pago de más de 100.000 millones de liras (unos 8.500 millones de pesetas) de la comisión pagada por Raúl Gardini a todos los partidos del Gobierno en 1991.

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